lunes, 13 de julio de 2009

Una pluma fiel al riel 4

Capìtulo cuatro
Diferencias irreconciliables

Pluma se acostumbraba rápidamente a su vida como carro de carga, salía con los demás y corría en penúltimo (después de todo no parecía ser un cabús) y la mayor dificultad era no morirse de la risa cada vez que el Cabús Rojo le susurraba cualquier tontería que se le ocurriera.

Él era diferente, todos obedecían y se callaban y callados hacían los recorridos, pero C.B. era un escandaloso y criticón a la más mínima provocación. En descanso, todos eran alegres y bullangueros, pero los descansos de Pluma eran escasos porque iba a correr con Ferro y asegurarse de estar listos para la carrera.

-Bueno: “preparada”, porque “lista” quién sabe si algún día lo serás.- a Tabicón se le agotaron las burlas pronto, así que las economizaba al máximo. Casi no las soltaba, pero cuando lo hacía siempre conseguía que fuera más mordaz que la anterior.

-Claro, por eso nos entendemos.- sonrió Pluma burlona antes de sacarle la lengua, sabía que a pesar de todo no era su intención herirla, sólo se divertía tratándola como a una novata y como era justo eso no se preocupaba en apenarse, tan pronto como las burlas se distanciaron Pluma aprendió a responderlas en el mismo tono cuando aparecían.

-Por cierto, ¿porqué Ferro no habrá llegado?- interrumpió Tizne al ver que Tabicón abría la boca para responder, la verdad era que la tolva era quien normalmente desviaba los pleititos entre ellos diciendo la primer simpleza que avanzaba de su cerebro a su boca.

-Lo voy a buscar.- declaró el Cabús levantándose y yéndose antes de que nadie pudiera decir nada.

-Sí, como no.- corearon con sarcasmo los Rockys ante la huída de su amigo, ya estaban todos acostumbrados a sus escapadas.

-Tal vez en realidad a Ferro no le gusta estar con nosotros, igual que al Cabús.- especuló Tizne con tristeza.

-¡No digas eso!- exclamó Pluma, enfadada -¡Ferro y el Jefe nos quieren! Si no, no hubiera escogido a un carro de carga como su compañera para la carrera.


Aunque el apenaba ver a su amigo triste, de momento fue más fuerte el enojo al pensar que la locomotora fuera una hipócrita que solo los utilizaba si sentir nada por ellos, si eso fuera verdad no lo soportaría. Ferro no podía ser así.

-Eso lo dices tú porque te eligió a ti.- replicó Tabicón pesadamente –Y seguro fue porque nadie te asegura que seas un carro de carga, las mercancía son muy poca cosa para una locomotora de diseño clásico.

-No digas tonterías.- atajó el carrito azul antes de que siguieran las suposiciones cizañosas contra Ferro -¿Quién sería mejor para elegir como pareja que una fiel mercancía?

-¡Nadie! ¡Mercancía Power!- corearon los Rockys.


-¿Quieres saberlo?- escuchó Pluma detrás de ella, y era una voz desconocida.

-¡Qué bien! ¡Nos envían una avanzada rosa!- masculló con desprecio Tabicón.


Pluma volteó y se encontró con un vagón femenino, con una figura curvilínea y estilizada y un atuendo totalmente atractivos, no necesito mucha capacidad de deducción cuando le llegó una nubecita de humo de cigarro a la nariz. Era un carro de servicio, un carro fumador.

Los Rockys se levantaron desafiantes pero notoriamente reprimidos, Tizne se veía más apenado que nunca y como buscando un hueco donde esconderse, y Tabicón miraba a la recién llegada con declarado desprecio.

-Encontramos a ese amiguito suyo vagabundeando cerca de aquí y pensamos que andarían cerca, venimos a saludarlos.- dijo con coqueta hipocresía.

-¡Puaj! ¿Venimos? ¿Vienen todas?- respringó Tabicón mientras Tizne se levantaba de un solo impulso con cara de susto.

“¿Todas?” se preguntó Pluma quien había permanecido sentada y comenzaba a comprender las actitudes de sus amigos, totalmente nuevas para ella.


-¡Déjenme en paz!- escuchó la voz del carrito rojo acercándose, con dos carros pisándole los talones y tratando de agarrarlo, ambas eran chicas.

-¿Pero porqué? Si eres el único lindo de ese montón de chatarra.- preguntó sensualmente la de menor tamaño que Pluma reconoció como un carro Bar, la otra parecía mucho más agradable y era de colores similares a ella, en un diseño a cuadros azules y blancos, aunque notoriamente sus formas femeninas estaban mucho más definidas que las propias.

-¿A quién el dices chatarra?- preguntó fuertemente Rocky 1.
-¡Sí! ¡No estamos sordos!- agregó el 2.
-¡Y no son mejores que nosotros!- concluyó el 3.

Las chicas los ignoraron totalmente, de por sí los Rockys parecían pegados al suelo como oponiéndose a una fuerza que les causaba repulsión de los carros recién llegados, el carro fumador corrió hacia el Cabús acorralándolo también de frente, muy pronto estuvo en medio de un montón de juguetonas caricias y risitas.

Pluma terminó de comprender cuando recordó algo que El Jefe había mencionado en su primer día: “Saben bien que no somos aceptados por los demás, debemos cuidarnos entre nosotros”. Su confusión se convirtió en enojo y se levantó.

-¡Basta, Vianda! ¡Le diré a Turbo!- exclamó el Cabús con lo que se quitó de encima al vagón a cuadros que se apartó sonrojada, pero las otras dos no disminuyeron sus atenciones.

-¡Déjenlo!- gritó Pluma con decisión.


Todos los presentes voltearon a verla, sorprendidos por la mirada chispeante que tenía clavada sobre las chicas que inmediatamente soltaron al carrito entre sus brazos y desviaron toda su atención hacia quien se había atrevido a levantarles la voz con sonrisas malvadas.

-¿Pluma?- preguntó Tizne bajito, sorprendido, nadie la había visto antes en ese estado.
Tabicón sonrió, tal vez por fin había llegado alguien que pusiera en su lugar a esas odiosas.

-¿Y tú quien eres?- ¿O qué eres?- preguntó con arrogancia el carro bar acercándose y mirándola de arriba a abajo evaluándola con desprecio. –Eres muy pequeña para ser de carga y muy fea para ser de servicio.

-Me llamo Pluma. ¿Y tú tienes nombre o solo una figura bonita?- respondió el carrito azul sin inmutarse ni un poco, ágilmente no mencionó el asunto de no saber qué era. Curiosas las otras dos se le acercaron también.

-Pluma, que nombre tan ridículo.- se unió a la nada amistosa conversación el carro fumador –Igual que toda tú, mírate, más que un bello carro femenino como nosotras eres solo un vagoncito esmirriado e insignificante. Yo soy Bacha, y ellas son Botana y Vianda.

-Turbo jamás se fijaría en ti.- agregó con una sonrisa maliciosa el carro a cuadros.

-¿Y quién rayos es Turbo?- preguntó Pluma con fastidio, era la segunda vez que escuchaba ese nombre en un par de minutos.

-¡¿No-lo-sabes?!- exclamaron escandalizadas en coro.

-Es obvio que no lo sepas, si estás con estos ignorantes y sosos vagones.- dijo con fingida lástima Botana –Pobrecita, ¿con quién más te hubieran dejado siendo un carro tan feo? Para nosotras, las de servicio, lo único que importa es ser hermosas.

EL carrito azul no pudo evitar sentirse herida, en verdad las tres eran realmente bonitas y si ellas decían que era fea tenían un buen punto de comparación, peor fue más fuerte la punzada de odio que sintió por la manera en que se había referido a sus amigos, a quienes eran tan buenos con ella y ahora la miraban expectantes, incluso el Cabús que había estado a punto de salir huyendo en cuanto las otras lo habían soltado.

-Eso explica la carencia de cerebro.

Se escuchó un fuerte y espontáneo “¡JA!” en voz de Tabicón, mientras los demás furgones sonrieron socarronamente ante las miradas de sorpresa, incredulidad y desprecio de las chicas hacia Pluma.

-¿Quién te crees, vagón carga-indigentes?- chilló el carro fumador empujando a las otras dos a sus lados para quedar sola frente a Pluma, compartieron miradas desafiantes -¡No sabes con quién te metes! ¡Nadie quiere a los carros de carga! Son feos, toscos, tontos y no tienen vida. En cambio nosotras, las de servicio, somos hermosas, interesantes, encantadoras y en general mejores. ¿Quién los apoyaría? ¡A nosotras cualquiera!

-¡De eso me preocuparé después!- el vagoncito se lanzó sin pensar sobre esa insolente, Bacha no pudo mi reaccionar de la impresión y recibió un par de golpes en el suelo, aterradas las otras dos se quedaron congeladas sin saber qué hacer.


Los furgones soltaron una exclamación de asombro y triunfo al ver el comportamiento de su amiga, pero unos instantes después comprendieron que no era conveniente y se acercaron para separarlas.

Bacha estaba empezando a reaccionar y trató de atacar, pero apenas y podía defenderse de los ataques de Pluma, sorpresivamente rápida y fuerte.

Vianda y Botana soltaron un gritito al ver a los demás acercándose pensando que iban por ellas, se dieron la vuelta para huir encontrándose de frente con el Cabús Rojoque las miraba con las manos en la cintura y una sonrisa entre burla, orgullo y amenaza, temblorosas e inmóviles no se dieron cuenta de cómo Tizne tomaba a Pluma mientras los Rockys trataban de contener a Bacha que manoteó con furia en cuanto los brazos de su atacante fueron inmovilizados por la enorme tolva.

-¡Pluma, ya!- exclamó Tizne apretando un poco más a su amiga esforzándose para no lastimarla mientras ella se retorcía tratando de zafarse -¡Tranquila!

Los Rockys levantaron al carro fumador con la misma precaución, quien al afianzar los pies en el suelo soltó un bufido de derrota, pero en cuanto los carros se apartaron un poco volvió a embestir al carrito azul aún detenida por Tizne.

-¡Bacha, no!- gritaron con horror su amigas, desesperadas porque todo terminara.

Pero esta vez ella se estampó de bruces contra Tabicón, que ágilmente se había puesto entre ella y sus amigos, no sintió ningún cargo de conciencia cuando Bacha chillaba de dolor tallándose el rostro, las otras se acercaron y la tomaron por los hombros, sus habituales burlas que siempre habían quedado impunes esta vez se habían salido de control.

-¡Me las van a pagar!- dijo con furia la herida, cubriéndose el rostro -¡Vámonos!

Las otras obedecieron sin decir nada, aun asustadas, las tres echaron a correr empujando de paso al Cabús que cayó de sentón y se perdieron de vista muy pronto.


Los furgones se habían quedado inmóviles y callados mirándolas alejarse, Pluma trataba de recobrar la normalidad en su agitada respiración y en su cordura, seguía furiosa y que Tizne no la bajara comenzaba a desesperarla.
Y de pronto estalló una oleada de vítores y felicitaciones, Pluma no pudo reaccionar cuando Tizne la dejó en el suelo después de darle un fuerte y cariñoso abrazo, todos la rodearon y el daban palmaditas en el hombro y la espalda, y no podía distinguir ni una palabra concreta entre la alegre algarabía que en un segundo cambió su enojo por una radiante sonrisa.

La efusión disminuyó poco a poco hasta que todos se sentaron en el suelo sin decir nada, solo sonriendo inevitablemente y mirándose unos a otros.

-¿Quién lo diría?- rompió por fin el silencio Tabicón –Eres peligrosa, mejor dejo de molestarte.

Pluma sonrió aún más ante el comentario.

-Nunca nos habíamos atrevido a enfrentarlas, y tú la primera ves que las viste las hiciste huir.- agregó el Cabús triunfante.

-No lo hice sola.- dijo Pluma con firme convicción -¿Los molestan mucho?- preguntó poniéndose un poco triste recordando todos los insultos que habían proferido hacia sus compañeros, no habían sido una burla inocente, eran ofensas de corazón.

-Sí.- corearon los Rockys un tanto apenados.

-Nos daba miedo que todos sus amigos tomaran represalias.- explicó Tizne cabizbajo –Estamos solos, como ella te dijo.

-Pero hoy nos has hecho entender que no necesitamos ayuda.- sonrió Rocky 1, y los demás asintieron.

-Control hizo la mejor elección poniéndote con nosotros. Ahora somos el equipo perfecto.- dijo Tizne poniendo su mano en el hombro del carrito azul, que sonreía con los ojos humedecidos.

Pluma no supo qué decir, todos la miraban sonriendo. ¿Cómo agradecerles?


-¡Ya llegué!

Todos voltearon al escuchar la voz de Ferro, que se acercaba con su sonrisa y frescura de siempre.
-Perdón, se me hizo algo tarde.- se disculpó la locomotora con la mano en la nuca y una encantadora sonrisa -¿Me perdí de algo?

Todos soltaron un “Ni te imaginas” en coro con tal precisión que sorprendió a Ferro, pero tras mirarlos a todos comprendió que algo muy bueno les acababa de pasar, sonrió y fue detrás de Pluma.

-Me alegra que estén todos tan contentos, amigos.- dijo sonriente -¿Nos vamos?- preguntó extendiéndole la mano al carrito.

-¡Claro!- exclamó ella tomando su mano y levantándose con toda ligereza, se enganchó y se despidió muy contenta antes de alejarse.


-¡Ganaremos la Carrera Panamericana!- gritó Rocky 1.
-¡Nadie podrá contra Ferro!- agregó Rocky 2.
-¡Porque tiene como pareja a Súper Pluma!- terminó Rocky 3.

Los demás corearon un “¡SÍIIIII!” con todo el entusiasmo que poseían y Pluma volteó hacia ellos levantando un brazo triunfante.

-¡Gracias, amigos!- exclamó esforzándose en hacer un especial énfasis en “amigos”, porque en un momento se había convertido en la palabra más importante de su vida.

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Pereciera que hemos caído en la historia perfecta en que la chica OC se quedará con el chico protagonista al final y todo es rosa y mono y no hay conflicto… aun falta una pieza en todo esto, y es muy importante.¿Alguien sabe cual es?

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