Capitulo V
Emergentes parentescos
Las ventajas de Verona en un día cuya noche presenciara un gran baile es que nunca ocurren altercados Capuleto-Montesco, entre otras cosas porque por regla general los Capuletos en edad de trifulcas de consideración están demasiado ocupados previniéndose para el evento, el Príncipe sabía esto y por ello disfrutaba de aquella tranquilidad que el destino tantas veces le negaba, Edith sonreía mirándolo recostado en un sillón aspirando el aroma de sus flores, a veces aquel prolongado compromiso que no terminaba en caer en boda la desbalanzeaba sin embargo sabía que en parte se debía a la nula capacidad de su amado para abstraerse a la muchas presiones que llevar el gobierno de aquella provincia le provocaba, también a que talvez por alguna razón él creía protegerla de esa manera, suspiró y se acerco para acariciarle la mejilla, al sentir aquel roce el hombre la miro con cierto desconcierto.
-¿ocurre algo?-
Preguntó preocupado, demasiado acostumbrado estaba a las visitas urgentes por causa de alguna disputa que aquello había terminado en causarle una especie de paranoia, la mujer le miro tiernamente negando con la cabeza
-Solo quería mirarte de cerca querido Alexandre
Una sonrisa se dibujo en los labios del Príncipe que la atrajo hacia él en medio de risas.
Para una provincia que vivía sumida en innumerable cantidad de riñas, las risas eran un sonido popular e inmensamente común, Benvolio reía entretenido bromeando con Mercucio acerca de lo que los Capuleto debían estar haciendo aquella tarde con respecto al baile, sus ademanes burlescos eran de tal calidad que incluso Romeo había superado su etapa melancólico-romántica y sonreía ampliamente carcajeando de vez en cuando, la jóvenes que los topaban en la calle los saludaban felices de poder acercarse tan fácilmente a aquellos apuestos ejemplares de maneras desgarbadas.
Al acercarse a una encrucijada, Benvolio se acerco a Romeo acomodándole un codazo en las costillas
-Te reto!!-
Exclamo con amplio ademán mientras el heredero Montesco se sobaba con visibles muecas de queja
-¿A que?
Preguntó medio enfadado, su amigo sonrió triunfalmente y señalo hacia la izquierda, al fondo, la calle de los Capuleto se divisaba transversalmente.
-A que no vas a pasearte por alla
-Pues Claro que no! Que me crees?
-Miedoso
Siseo Benvolio, Romeo lo miro con rencor, Mercucio rió bajito
-Estas demente no lo haré es la calle Capuleto ¿qué te imaginas que me van a hacer?
-Precisamente, así nos divertiremos un rato
Sonrió contento el rubio mientras le guiñaba el ojo a una chica y le lanzaba un beso a otra en un balcón, Romeo puso cara de indignado, Benvolio lo miro burlesco de nuevo.
-Ya es suficiente Benvolio
-Tiene miedo
-Claro que tiene miedo
-No lo tengo!!
Estallo el delos cabellos largos, echando a caminar rumbo a la citada calle.
-Me impresionas
Dijo Benvolio a Mercucio, mientras el joven esbozaba una sonrisa de superioridad, sin mas echaron a andar tras su amigo pero manteniendo una distancia prudente desde la que pudieran vigilarlo y sin embargo que le permitiera al joven cumplir el dichoso reto.
Así pues Romeo caminaba maldiciendo ser tan estúpido como para aceptar aquello que solo terminaría en provocar otro de aquellos odiosos pleitos, con la vista fija en el suelo, pensó en comenzar a contar las piedras, deseaba no ver a nadie talvez así no se creerían provocados y no pasaría nada, en esas estaba cuando choco contra un sujeto que deambulaba a media calle.
-Hey! Fíjate por donde andas!
Gritó enfadado, el joven se cubrió como si esperara un golpe, Romeo notó que acababa de cometer una torpeza, se había desquitado con un pobre inocente que además..además... se veía bastante maltrecho.
-Oye disculpa, no he querido gritarte ¿qué te ocurrió? Necesitas ayuda?
Pero el joven lo miró asustado y se marcho en el acto, mientras alrededor de Romeo comenzaba a aumentar el murmullo en el que la palabra “Montesco” proliferaba cada vez mas, Mercucio y Benvolio se acercaron oportunamente.
-Han sido Tybalt y sus perros
Susurró Mercucio con el profundo tono de odio que solía usar al mencionar el nombre del joven de rizos dorados, Romeo se puso serio, Benvolio ya lanzaba miradas amenazantes a quienes los miraban cuchicheando.
-Hemos visto a los cachorritos lanzar a ese pobre infeliz a la calle
Puntualizó Benvolio
-Pero la gatita debe estar lamiéndose para el baile de esta noche
Pronunció con desprecio el primo del Príncipe
-Como sea hay que separarnos, nos veremos en tu casa Mercucio.
Concluyo el heredero Montesco, Mercucio acepto pero opto por darle su manto al joven y recomendarle cubrirse
-Ni Benvolio ni yo somos Montesco, no te quiero ver exiliado por estos chismosos
Sentenció cuando su amigo comenzaba a protestar, los jóvenes iniciaron el camino por calles distintas, alerta por alguna emboscada o ataque a traición.
Mientras tanto en casa de Mercucio, Sacni lloraba escondida para que sus hermanas no la vieran, a pesar de todo se sentía triste verdaderamente triste, le parecía que Verona era el ultimo escalón antes de separarse permanentemente de ellas y eso la asustaba, como sea por mas horribles que fueran aquellos augurios en su alma la dicha de haber reencontrado a su primo era suficiente para hacerla olvidar, al menos mientras lo tenia cerca y ¿que pasaba? Que Mercucio se la vivía en la taberna desde temprano o al menos eso aseguraban los criados.
Farfullando por aquello comenzó a secar sus lagrimas abandonando su escondite, Lexell conversaba animadamente con Jazmín sobre un libro mientras Angie repasaba algunas frases en francés, con la idea de los buenos prospectos la joven apreciaba aumentar sus cualidades anexándole el dominio de diversos idiomas, miraba la calle repasando cuando noto a una persona envuelta en un manto que se acercaba a la casa con cierto aire furtivo
-Ahí viene-
Pronunció significativamente logrando captar la atención de sus hermanas y mas aún compartiendo la idea de a quien se refería, Jazmín se levanto de inmediato.
-Hay que darle la bienvenida
-Claro! Un buen apachurro de entrada para comprobar su equilibrio!
Declaró Lexell ya en las escaleras, las demás la siguieron apresuradamente
-¡PRIMITO!!-
Mercucio escucho aquella exclamación momentos antes de hallarse a sus primas en abrazo grupal sobre un jovenzuelo de cabellos largos, mareado y envuelto en su manto
-Ejem No lindas este es Romeo Montesco, no es nuestro primo
Pronuncio cortésmente sin embargo, era tarde, ellas acababan de reparar en cuan adorable era aquel chico de tierna sonrisa e inocente rostro de franco desconcierto
-Pero como si lo fuera!!n.n
Sonrieron sin dejar de abrazarlo, el apretado muchacho medio trataba de definir quienes eran aquellas bellas señoritas que nunca había visto y parecían vivir en aquella casa que o mucho se equivocaba era la de su estimado amigo
-Primito!!
-Pero..
-Primito!!
-No es...
-Primito!!
-Nuestro..
-PRIMITO!!
Exclamaban contentas aunque comenzando a lanzarle miradas fulminantes al dueño dela casa el cual hizo ademan de tragarse palabras que bien podrían haber sonado como un “Háganme caso escuinclas locas!!” y que sin embargo procuro no pronunciar por aquello de los malentendidos, en aquellos momentos Benvolio arribo al lugar, habiéndose librado de un par de lacayitos sin chiste que habían deseado mostrar su hombría.
-Que hay Mercucio
Sonrió espléndidamente notando entonces el cuadro de las jóvenes atosigando al Montesco, aquello fue demasiado extraño y la extrañeza aumento cuando se notó en medio de aquellas jóvenes que en algún momento lo habían anexado a aquella ronda de abrazos.
-Primito!!
Sonrieron y en aquellas jovencitas Benvolio descubrió una mirada que juraría nunca llegar a olvidar, era tanta la vida en aquellas pupilas y tan profundos los matices en ella que el joven se sintió mareado al descubrirse capaz de leer tanto en unos iris, por su parte Mercucio se había anexado al juego.
-Primitos!! n.n
-Que no son nuestros primos, caramba!
Declaró ya victima de los celos fraternales que tan bien ensayados había tenido en su tiempo y de los cuales al parecer no había perdido del todo la practica, Romeo comenzó a captar aquello
-Pero..vaya! Mercucio, Benvolio, yo los considero como mis hermanos
Sonrió con ternura innata
-No me ayudes
Gruño el “legitimo” primo, las chicas notaron aquel cambio de humor y en un momento abandonaron a sus nuevos “primos” para abrazarlo solo a él que se dio el lujo de presumir impunemente su superioridad.
-Bueno amigos ellas son Jazmín, Lexell, Sacni y AngelChristie, mis.. primas ..
Benvolio se obligó a apartar la mirada de aquello que lo había hipnotizado para saludarlas con cortesía mientras mencionaba su nombre, Romeo hizo ademán de que lo esperaran un momento y salió corriendo solo para volver instantes después con una flor para cada una, la actitud de aquel chico era sin duda tan naturalmente amable que era imposible no sentir afecto por él al primer instante.
-Ah es verdad me he encontrado a la mayoría de los amigos de camino hacia acá y se me han juntado, están afuera esperándonos
Pronuncio mecánicamente el joven de rubios cabellos, las chicas lo miraron emocionadas
-A Nosotras?!
Exclamaron fascinadas saliendo de inmediato con la esperanza de conocer nuevos “Primos”