miércoles, 22 de octubre de 2008

Romeo sin Julieta 5

Capitulo V
Emergentes parentescos


Las ventajas de Verona en un día cuya noche presenciara un gran baile es que nunca ocurren altercados Capuleto-Montesco, entre otras cosas porque por regla general los Capuletos en edad de trifulcas de consideración están demasiado ocupados previniéndose para el evento, el Príncipe sabía esto y por ello disfrutaba de aquella tranquilidad que el destino tantas veces le negaba, Edith sonreía mirándolo recostado en un sillón aspirando el aroma de sus flores, a veces aquel prolongado compromiso que no terminaba en caer en boda la desbalanzeaba sin embargo sabía que en parte se debía a la nula capacidad de su amado para abstraerse a la muchas presiones que llevar el gobierno de aquella provincia le provocaba, también a que talvez por alguna razón él creía protegerla de esa manera, suspiró y se acerco para acariciarle la mejilla, al sentir aquel roce el hombre la miro con cierto desconcierto.

-¿ocurre algo?-

Preguntó preocupado, demasiado acostumbrado estaba a las visitas urgentes por causa de alguna disputa que aquello había terminado en causarle una especie de paranoia, la mujer le miro tiernamente negando con la cabeza

-Solo quería mirarte de cerca querido Alexandre

Una sonrisa se dibujo en los labios del Príncipe que la atrajo hacia él en medio de risas.
Para una provincia que vivía sumida en innumerable cantidad de riñas, las risas eran un sonido popular e inmensamente común, Benvolio reía entretenido bromeando con Mercucio acerca de lo que los Capuleto debían estar haciendo aquella tarde con respecto al baile, sus ademanes burlescos eran de tal calidad que incluso Romeo había superado su etapa melancólico-romántica y sonreía ampliamente carcajeando de vez en cuando, la jóvenes que los topaban en la calle los saludaban felices de poder acercarse tan fácilmente a aquellos apuestos ejemplares de maneras desgarbadas.

Al acercarse a una encrucijada, Benvolio se acerco a Romeo acomodándole un codazo en las costillas

-Te reto!!-

Exclamo con amplio ademán mientras el heredero Montesco se sobaba con visibles muecas de queja

-¿A que?

Preguntó medio enfadado, su amigo sonrió triunfalmente y señalo hacia la izquierda, al fondo, la calle de los Capuleto se divisaba transversalmente.

-A que no vas a pasearte por alla

-Pues Claro que no! Que me crees?

-Miedoso

Siseo Benvolio, Romeo lo miro con rencor, Mercucio rió bajito

-Estas demente no lo haré es la calle Capuleto ¿qué te imaginas que me van a hacer?

-Precisamente, así nos divertiremos un rato


Sonrió contento el rubio mientras le guiñaba el ojo a una chica y le lanzaba un beso a otra en un balcón, Romeo puso cara de indignado, Benvolio lo miro burlesco de nuevo.

-Ya es suficiente Benvolio
-Tiene miedo
-Claro que tiene miedo
-No lo tengo!!

Estallo el delos cabellos largos, echando a caminar rumbo a la citada calle.

-Me impresionas
Dijo Benvolio a Mercucio, mientras el joven esbozaba una sonrisa de superioridad, sin mas echaron a andar tras su amigo pero manteniendo una distancia prudente desde la que pudieran vigilarlo y sin embargo que le permitiera al joven cumplir el dichoso reto.

Así pues Romeo caminaba maldiciendo ser tan estúpido como para aceptar aquello que solo terminaría en provocar otro de aquellos odiosos pleitos, con la vista fija en el suelo, pensó en comenzar a contar las piedras, deseaba no ver a nadie talvez así no se creerían provocados y no pasaría nada, en esas estaba cuando choco contra un sujeto que deambulaba a media calle.

-Hey! Fíjate por donde andas!

Gritó enfadado, el joven se cubrió como si esperara un golpe, Romeo notó que acababa de cometer una torpeza, se había desquitado con un pobre inocente que además..además... se veía bastante maltrecho.

-Oye disculpa, no he querido gritarte ¿qué te ocurrió? Necesitas ayuda?

Pero el joven lo miró asustado y se marcho en el acto, mientras alrededor de Romeo comenzaba a aumentar el murmullo en el que la palabra “Montesco” proliferaba cada vez mas, Mercucio y Benvolio se acercaron oportunamente.

-Han sido Tybalt y sus perros
Susurró Mercucio con el profundo tono de odio que solía usar al mencionar el nombre del joven de rizos dorados, Romeo se puso serio, Benvolio ya lanzaba miradas amenazantes a quienes los miraban cuchicheando.

-Hemos visto a los cachorritos lanzar a ese pobre infeliz a la calle
Puntualizó Benvolio

-Pero la gatita debe estar lamiéndose para el baile de esta noche
Pronunció con desprecio el primo del Príncipe

-Como sea hay que separarnos, nos veremos en tu casa Mercucio.
Concluyo el heredero Montesco, Mercucio acepto pero opto por darle su manto al joven y recomendarle cubrirse

-Ni Benvolio ni yo somos Montesco, no te quiero ver exiliado por estos chismosos

Sentenció cuando su amigo comenzaba a protestar, los jóvenes iniciaron el camino por calles distintas, alerta por alguna emboscada o ataque a traición.

Mientras tanto en casa de Mercucio, Sacni lloraba escondida para que sus hermanas no la vieran, a pesar de todo se sentía triste verdaderamente triste, le parecía que Verona era el ultimo escalón antes de separarse permanentemente de ellas y eso la asustaba, como sea por mas horribles que fueran aquellos augurios en su alma la dicha de haber reencontrado a su primo era suficiente para hacerla olvidar, al menos mientras lo tenia cerca y ¿que pasaba? Que Mercucio se la vivía en la taberna desde temprano o al menos eso aseguraban los criados.

Farfullando por aquello comenzó a secar sus lagrimas abandonando su escondite, Lexell conversaba animadamente con Jazmín sobre un libro mientras Angie repasaba algunas frases en francés, con la idea de los buenos prospectos la joven apreciaba aumentar sus cualidades anexándole el dominio de diversos idiomas, miraba la calle repasando cuando noto a una persona envuelta en un manto que se acercaba a la casa con cierto aire furtivo

-Ahí viene-

Pronunció significativamente logrando captar la atención de sus hermanas y mas aún compartiendo la idea de a quien se refería, Jazmín se levanto de inmediato.

-Hay que darle la bienvenida
-Claro! Un buen apachurro de entrada para comprobar su equilibrio!
Declaró Lexell ya en las escaleras, las demás la siguieron apresuradamente

-¡PRIMITO!!-

Mercucio escucho aquella exclamación momentos antes de hallarse a sus primas en abrazo grupal sobre un jovenzuelo de cabellos largos, mareado y envuelto en su manto

-Ejem No lindas este es Romeo Montesco, no es nuestro primo

Pronuncio cortésmente sin embargo, era tarde, ellas acababan de reparar en cuan adorable era aquel chico de tierna sonrisa e inocente rostro de franco desconcierto

-Pero como si lo fuera!!n.n

Sonrieron sin dejar de abrazarlo, el apretado muchacho medio trataba de definir quienes eran aquellas bellas señoritas que nunca había visto y parecían vivir en aquella casa que o mucho se equivocaba era la de su estimado amigo

-Primito!!
-Pero..
-Primito!!
-No es...
-Primito!!
-Nuestro..
-PRIMITO!!

Exclamaban contentas aunque comenzando a lanzarle miradas fulminantes al dueño dela casa el cual hizo ademan de tragarse palabras que bien podrían haber sonado como un “Háganme caso escuinclas locas!!” y que sin embargo procuro no pronunciar por aquello de los malentendidos, en aquellos momentos Benvolio arribo al lugar, habiéndose librado de un par de lacayitos sin chiste que habían deseado mostrar su hombría.

-Que hay Mercucio

Sonrió espléndidamente notando entonces el cuadro de las jóvenes atosigando al Montesco, aquello fue demasiado extraño y la extrañeza aumento cuando se notó en medio de aquellas jóvenes que en algún momento lo habían anexado a aquella ronda de abrazos.

-Primito!!

Sonrieron y en aquellas jovencitas Benvolio descubrió una mirada que juraría nunca llegar a olvidar, era tanta la vida en aquellas pupilas y tan profundos los matices en ella que el joven se sintió mareado al descubrirse capaz de leer tanto en unos iris, por su parte Mercucio se había anexado al juego.

-Primitos!! n.n

-Que no son nuestros primos, caramba!


Declaró ya victima de los celos fraternales que tan bien ensayados había tenido en su tiempo y de los cuales al parecer no había perdido del todo la practica, Romeo comenzó a captar aquello

-Pero..vaya! Mercucio, Benvolio, yo los considero como mis hermanos
Sonrió con ternura innata

-No me ayudes

Gruño el “legitimo” primo, las chicas notaron aquel cambio de humor y en un momento abandonaron a sus nuevos “primos” para abrazarlo solo a él que se dio el lujo de presumir impunemente su superioridad.

-Bueno amigos ellas son Jazmín, Lexell, Sacni y AngelChristie, mis.. primas ..

Benvolio se obligó a apartar la mirada de aquello que lo había hipnotizado para saludarlas con cortesía mientras mencionaba su nombre, Romeo hizo ademán de que lo esperaran un momento y salió corriendo solo para volver instantes después con una flor para cada una, la actitud de aquel chico era sin duda tan naturalmente amable que era imposible no sentir afecto por él al primer instante.

-Ah es verdad me he encontrado a la mayoría de los amigos de camino hacia acá y se me han juntado, están afuera esperándonos

Pronuncio mecánicamente el joven de rubios cabellos, las chicas lo miraron emocionadas

-A Nosotras?!

Exclamaron fascinadas saliendo de inmediato con la esperanza de conocer nuevos “Primos”

Romeo sin Julieta 4

Capitulo IV
La Petición de Matrimonio

Un hombre de cortos rizos oscuros revisaba los documentos que aquella mañana le presentaría a Lord Capuleto mientras tomaba sorbos de su taza, era esta sin duda una empresa sumamente importante, pues bastaba mirarse al espejo por las mañanas para recordarse que era momento de tomar una esposa, por lo que, siendo tal el caso, que mejor que la hija de una de las familias mas importantes dela provincia, se sonrió un poco, era verdad que en términos tácticos sus familias estaban a la par después de todo el era un Conde y primo cercano del Príncipe por añadidura, sin embargo la situación actual no era digna de ignorarse.

Los problemas eran indiscutibles, los disturbios insoportables de manera que en honor a la verdad, fueran quienes fueran los gobernantes oficiales dela provincia, Él tenia lo suficientemente bien planeado su futuro como para caer en nimiedades de pequeñas complicaciones, la chica Capuleto era entonces una opción viable y sobre todas las cosas no implicaba un sacrificio.

De grácil cuerpo núbil la joven no era fea, educada dentro delas mejores costumbres sus modales eran perfectos, hija única, heredera testamentada de la fortuna de su familia, digno pendiente colgado de su brazo para presentar en la Corte, Si, aquello era sin duda un buen contrato, miro el reloj del estudio.

-Será mejor partir de una vez

Sonrió mirándose al espejo antes de abandonar el lugar dejando la taza sobre el escritorio.

A calles de ahí, en la mansión Capuleto, reinaba un ambiente de cuchicheada expectación, era un rumor a voces que el Conde Parys deseaba la mano de Julieta, la bella heredera de la familia, era de igual forma sabido que Lady Capuleto aprobaba con creces aquella unión, sin embargo Lord Capuleto no parecía estar tan de acuerdo y se aferraba a la idea de poner oídos sordos a los rumores.

Así, con tranquilidad y parsimonia caminaba por el pasillo de su morada pensando en el berrinche que acababa de presenciar cortesía de su adorada hija, quizá había algo de verdad en quienes decían que la tenia un tanto consentida, sin embargo ¿era acaso un pecado desearle una existencia tranquila y cómoda? Él se respondía decididamente que no.

Un pequeño persiguió un juguete frente a él y hubo necesidad de esquivarlo, mientras el niño se alejaba lo miro con detenimiento “habría sido mas fácil” pensaba convencido, un chico no armaría una rabieta por el color del vestido que tendría que usar...

-Estos botones son una burla!-

La atención de Lord Capuleto fue llamada por la indignada exclamación de un joven de largos y bien delineados rizos dorados que evaluaba con ojo experto un magnifico saco de gala carmín de bordados en dorado, que, en honor a la verdad parecía haber sido confeccionado con tela para cortinas aunque por las palabras del joven no era este el detalle que le había molestado.

-vamos hermano no es para tanto, luce elegante n.n

Sonrió una bella chica ala lado del joven, Lord Capuleto se entretuvo en observarlos con calma, de idénticos rizos, aquellos hermanos se compaginaban con sutil belleza, él, fuerte y orgulloso de cabellos dorados como un sol, ella, mística y hermosa de cabellos oscuros como una profunda noche.

-Es obvio Adriana querida que como tus perfectas virtudes son para ti innatas, la elegancia en la ropa en este caso es para ti un valor tan efímero que no lo sabes evaluar como es debido, No, estos botones lucen terriblemente en este...

Arrojo la prenda enfadado en brazos del acongojado sastre

-Vamos!-rugió-ve a ver como arreglas esto y da gracias a que mi hermana esta presente o escucharías verdades mas acordes con “eso”

Señaló, el citado personaje se retiro son sutileza

-Eres demasiado duro hermano, el hombre es el encargado de tus trajes siempre

-Lo se..lo se pero a veces creen que solo por ser favoritos uno se pondrá lo que le traigan

-Ser el sastre de Tybalt Capuleto no es cualquier cosa no lo crees?

Tybalt acaricio el rostro de su hermana con cariño, dedicándole una mirada asesina al joven noble que la había estado mirando interesado, como el otro no se inmutara, pronto se vio escoltado por dos jóvenes que respondían a los nombres de Fabio y Lucio, hacia uno delos solitarios rincones de la propiedad, Tybalt beso la frente de su hermana

-Tengo un asunto que atender querida nos veremos esta noche AH! Tío!

Hizo una reverencia ante el hombre que se acercaba pero castigar a aquel insolente era algo que no podía esperar para hacer, se despidió con cortesía y se marcho.

-Tío n.n

Sonrió la joven saludando con reverencia

-Adriana buen día, lista para el baile?

-Algo así n.n y mi prima?

-Bueno ...ella...

Mientras tanto en la habitación de Julieta...

-Que No!!

Una joven de largos cabellos rubios arrojo por quinta ocasión un vestido de magnifico carmín al suelo.

-Mi niña por favor mira es un vestido tan bello...

Una mujer de maternal constitución recogía el vestido con cuidado

-No me importa!! Estoy harta de ese color!!

-Por dios! deja de ser berrinchuda es el color de tu escudo, será un baile de gala debes vestir orgullosa de tu casa y estirpe

La regaño una seductora mujer de rubios cabellos y chispeante mirada.

-No quiero!!

-Julieta!!

-He dicho que no Madre

La bella mujer bufó y salió dela habitación, justo entonces un sirviente se le acerco con premura.

-Mi señora!! El Conde Parys esta en la sala con el Señor, ha traído títulos y una petición formal..

No bien había escuchado esto la mujer echo a correr rumbo al sitio, aunque al estar cerca menguo el paso recuperando su elegancia, aquello era un acontecimiento tal que básicamente todos los integrantes de aquel lugar estaba al pendiente.

Parys había colocado su mano familiarmente en el hombro de Lord Capuleto mientras le explicaba sus razones

-Comprenda usted tengo 30 años mi tiempo es ahora
-Querido amigo estoy sorprendido
-No será un sacrificio pues soy encantador
-No puedes negarlo

Sonrió Lady Capuleto entrando a la escena, el conde se apresuro a besarle la mano con respeto, ella miro afirmativa a su esposo, él no estaba tan convencido, Parys lo notó

-No debe temer pues adoro a su hija, no perderá al dármela, soy un buen partido

-Grave error es tomar un corazón que no esta listo...ella es tan tierna aún

-Madurara a mi lado, en una casa digna de ella, no sufrirá, y en cuanto a ustedes pagare sus deudas si tienen alguna, daré fiestas para honrarlos.

-Tendrá que esperar...

-Porque!!

Replicaron el Conde y Lady Capuleto a la vez

-Venga! Por favor, esta noche podrá verla, tened paciencia, un poco de paciencia, empiece por un baile y después... después ya veremos.. aún es joven

Sentenció, el conde tuvo que resignarse

-Que así sea entonces

Sonrió y tras despedirse con toda ceremonia se retiró, mientras salía Tybalt lo miró cruzar la puerta de salida

-Que tipo este, Julieta es demasiado para él-gruñó

-Tu crees? A mi me parece que en cuanto la conozca dejara de estar interesado
Recito Adriana jugueteando con un listón de su vestido

-Como has podido rechazarlo!!

Reclamó Lady Capuleto su marido la ignoró, caminaba con dolor de cabeza, al pasar por la habitación de su hija alcanzo escucharla exigir un vestido rosa, sonrió con tristeza.

-Julieta..

Romeo sin Julieta 3

Capitulo III
Los Reyes del Mundo


Mercucio dejo el vaso de vino sobre la mesa, inquiriéndose reiteradamente y con sobrada concentración “¿En que estaba pensando cuando deje que fueran a vivir a mi casa?” en honor a la verdad aquello lo había estado torturando las ultimas 48 horas, lo pensó con calma por enésima ocasión.

–mmmm talvez fue porque estaba demasiado sobrio-

Se dijo mas convencido de lo que lo había estado con las otras teorías, miro el vaso con detenimiento, como si le preguntara “¿por qué no me obligaste a vaciarte repetidas ocasiones aquella mañana?” después miro al tabernero como inquiriendo “¿porque no me obligaste a beber demás hasta muy tarde la noche anterior para amanecer con una de mis famosas resacas aquella mañana?” era como si todo mundo incluidos los objetos y el clima hubiesen conspirado en su contra, maldijo a la piedra que no se quito a tiempo obligándolo a tropezarse y caer en la cuenta de que ELLAS estaban ahí, lo siguiente...lo siguiente era mas borroso que sus peores recuerdos de sus peores borracheras, podía mirar el momento visto desde afuera, como si no hubiese sido él uno delos personajes principales, vació el vaso de un trago, el tabernero oportunamente sirvió de nuevo y dejo la botella, el joven se froto la barbilla pensando en aquella escena de cuento para doncellas, lo peor del caso era que de eso, justo de eso era delo único que no se arrepentía.

Suspiró, sus problemas no provenían de tenerlas cerca, si no de que su morada no era precisamente un lugar, como decirlo, propio, para que vivieran cuatro doncellas, es decir, era su casa, su refugio, su guarida...por otra parte aceptaba que estaba lleno de una sensación un tanto extraña, un cosquilleo interno, quizá eso a lo que llamaban felicidad real, vació la botella y se levantó, era hora de volver a casa.

Lejos de ahí, en la plaza principal un joven de largo cabello castaño, paseaba contento por la calle mientras jugueteaba con los pétalos de una flor que portaba en la mano, las doncellas lo miraban con singular atención y a pesar de que varias intentaban hacerse las desentendidas, admiraban de reojo aquel rostro de inocente ternura que provocaba los suspiros de mas de una. Si, aquel joven, era sin duda uno de los mejores partidos de Verona.

-Un jour...

Canturreaba el chico mientras avanzaba con dirección definida prodigando sus sonrisas a todas las que con valor o timidez lo saludaban, la verdad es que aquello le resultaba agradable, caminar por una ciudad tranquila pero sabía que la realidad era otra y que de un momento a otro, a su lado, al frente o en algún local cercano se desataría una riña, sin sentido ni razón verdadera pero tan real que ya había cobrado mas de una vida, suspiró, triste destino aquel que pendía sobre ellos, sin embargo a pesar de ello no era capaz de abandonar aquel lugar pues agradecía cada día por los familiares y amigos que la vida le había obsequiado, precisamente en aquel instante se dirigía a la morada de aquel a quien consideraba un hermano.

Unas calles abajo un joven de cabellos rubios conversaba precavidamente con una bella chica de rojiza cabellera que se ocultaba a la sombra de un balcón, el joven parecía por demás divertido con aquella situación mientras dirigía miradas periféricas que se tornaban coquetas al posarse en ojos femeninos u hoscas al toparse con varones curiosos, ella le propinaba pequeños pellizcos en las costillas al verlo sonreírles a otras jóvenes pero conocía por demás la naturaleza de su acompañante, el irresistible encanto que incluso a ella había logrado atraerla, ademas todo valía la pena al verlo dedicarle su inocente expresión de “yo no hago nada” finalmente la entrevista se dio por terminada, ella hizo ademán de marcharse ofreciéndole su mano, el joven la beso reteniéndola un instante entre las suyas solo para que en ultima instancia con hábil movimiento le ayudara a tener a la chica en brazos y despedirla con un rápido beso en los labios.

La joven se marcho riendo mientras él exhalaba satisfecho y alisándose la camisa comenzaba a caminar silbando por la calle, bastaron unos pasos para toparse con su buen amigo.

-Romeo! Que bueno que te veo ¿dónde estabas? Lady Montesco me agarro desprevenido y me pregunto por ti, y yo ni idea, figúrate ha dicho con todas sus letras que soy tu niñera!

Estaba ligeramente exaltado sin embargo el chico de la bella cabellera parecía inmerso en sus pensamientos tanto que ignoraba a su amigo olímpicamente mientras miraba el camino sin prestarle atención realmente, pasaron frente a un puesto de frutas donde la encargada los saludo con entusiasmo incluso llegando a lanzarles algunos besos, ambos respondieron con sus mas encantadoras sonrisas.

-ahh..que fruta mas deliciosa es esa Isabella no lo crees amigo?

Sonrió picaramente el dueño de los ojos verdes pero el joven Montesco parecía haber hallado algo decididamente interesante en la flor que sostenía pues la miraba con fijeza

-hey! Romeo! Hazme caso!

Gruño finalmente propinándole un ligero zape, el otro volteo con cara de niño ofendido a quien fastidian a medio juego, abrió la boca para quejarse pero paso un grupo de jovencitas y de nuevo la sonrisa decoro su rostro, cuando volteo a ver a su amigo para reclamar el golpe, este se frotaba las manos.

-Eran suficientes para ambos

Murmuraba, Romeo frunció el ceño y negó con la cabeza fastidiado, el otro lo miro extrañado

-Que?
-Benvolio acaso nunca piensas en el amor?
Inquirió con cierta seriedad rara en él

-claro que si! “Nous on fait l'amour on vit la vie, Jour après jour nuit après nuit..” Recuerdas?

El joven heredero Montesco hizo gesto de exasperación, hizo ademán de quien se espanta un mosquito y prosiguió el camino que llevaba, Benvolio lo alcanzo hasta colocarse a su lado tras lo cual comenzó a caminar a su paso.

-Que te pasa? Andas muy ido
-Nada, solo pensaba que soy amado por tantas mujeres y a la vez por ninguna, conozco sus trampas, he caído en ellas, con el tiempo he devuelto las heridas porque realmente nunca he amado a ninguna, sabes Benvolio, quisiera enamorarme de verdad.

Sonrió con ironía mientras aspiraba el aroma de la flor en su mano, su amigo le dio un par de palmaditas en la espalda sonriéndole con indulgencia

-Ayy Romeo tu y tus ideas, ya conoces el amor, que no sea lo que las doncellitas aprenden en sus cuentos no es asunto nuestro.
Sentenció convencido, justo entonces un par de brazos los aprisionaron por los lados, ambos voltearon alarmados solo para encontrarse con el rostro de Mercucio.

-Como están amigos? Que hacen caminando sin un par de bellas doncellas a los lados?
Preguntó el joven con cierto aliento alcohólico menor al que sus amigos estaban acostumbrados apercibir en él

-Vaya! Yo te hacia fuera de la ciudad
-NO, mi estimado Benvolio, te conozco como para saber que ibas a hacerme el favor de cuidar de mis amigas en mi ausencia
-Tu lo sabes todo por los amigos n.n

Ambos intercambiaron miradas y sonrisas cómplices, Romeo sonrió con cierta tristeza,

Mercucio le pellizco la mejilla.
-De nuevo pensando en amores verdad?

Preguntó con la respuesta por demás sabida, los iris café oscuro del heredero Montesco lo miraron casi con gratitud por la ausencia de burla en su tono

-Iba para tu casa
Susurró cambiando de tema pues sabia que no había necesidad de mantener el anterior,


Mercucio sonrío aunque soltándolos pareció meditar un momento.

-Talvez no sea buena idea
Murmuró, Benvolio se le acercó

-Esta noche hay un gran baile con los Capuleto
Susurró en su oído, Mercucio pareció reaccionar, miro el cielo y exhalo resignado

-Venga pues, vamos a mi casa

Exclamo y los tres jóvenes comenzaron a caminar en dirección a la morada de Mercucio.

-Les rois du monde font tout ce qu'ils veulentIls ont du monde autour d'eux mais ils sont seulsDans leurs châteaux là-haut, ils s'ennuientPendant qu'en bas nous on danse toute la nuit

Cantaba Benvolio mientras Mercucio silbaba y Romeo pensaba para sus adentro que algún día,
“Ella” llegaría, sus corazones, sus almas se unirían y su amor sería tan fuerte que incluso cuando la muerte llegara, seguirían amándose, un día...

--Traducciones por orden de aparición--

-Un día
-"Nosotros hacemos el amor vivimos la vida
día tras día, noche tras noche"
-"Los reyes del mundo hacen lo que quieren
en sus castillos tan altos, ellos se aburren
mientras que abajo bailamos toda la noche"

Romeo sin Julieta 2

Capitulo I
La esperanza termina en Verona

Edith III de Verona, princesa real y prometida del príncipe de la provincia, paseaba por su hermoso jardín de fuentes embaldosadas, aquella mañana había recibido una carta de su querida hermana Elsa. Mayor a ella, había sido desposada por un rico señor de vastas tierras, hacia ya varios años, a partir de entonces los múltiples compromisos de su nueva vida habían monopolizado de tal forma la existencia de su hermana que su ultima reunión se había efectuado hacía casi 15 años.

Por lógica, aquella carta era a un mismo, motivo de intriga y dicha, hallando finalmente un lugar cómodo para leer, los sirvientes le llevaron un confortable sillón que colocaron al pie de una higuera de frondosa guía, Edith tomo asiento e inició su lectura.

“Querida hermana:

Han pasado años desde nuestra ultima correspondencia, me veo obligada a disculparme e intentar explicarlo, sin embargo, apenas he hallado tiempo para escribir esto y me temo que pronto necesitaran de nuevo mi presencia, por lo que me veo obligada a ser breve.

Recordaras a mis hijas, cuatro doncellitas que Dios me ha permitido convertir en damitas, talvez al recordar esto, tu animo se sienta ofendido al creer que no tuve la cortesía de invitarte a las nupcias que por edad ya deberían haber contraído, sin embargo, mi pequeña hermana, temo que mi conciencia esta limpia de tal falta. ¿La razón? Muy sencilla, mis hijas aún no se han casado, imagino tu rostro al leer esto y haces bien en hacer tus cuentas, estas en lo correcto. Si, si tienen esa edad.

Tal vez recuerdes que en alguna de nuestras conversaciones llegue a comentarte que no las obligaría a casarse, así lo he hecho, con el paso de los años he aprendido a perdonar a nuestros amados padres, incluso a nuestra querida hermana, pero se que jamás me perdonaría el someter a mis pequeñas al martirio que sufrí, aún ahora me atrevo a pensar que no he hecho mal, sin embargo todo tiene un limite, con su padre en Tierra Santa, la responsabilidad es solo mía, han rechazado a todos sus pretendientes, uno a uno, metódicamente, no hay mas prospectos en la región y el verlas en la flor dela vida me hace temer raptos y deshonras.

Han sido ya demasiadas mis noches en vela, pero al final me parece que han sido productivas, he aquí finalmente el motivo de esta carta, querida hermana eres mi ultima esperanza, te enviare a mis hijas con la esperanza de que bajo tu protección y en tus tierras, encuentren el amor y la esperanza que aquí simplemente no han hallado, por favor no me repliques, estoy perfectamente consiente dela situación reinante en la provincia, pero ten piedad y recuerda que si este ultimo intento fracasa, me encargare de que consagren a Dios sus virtudes en el convento mas adecuado, te lo ruego...

Con sincero afecto

Elsa”


La princesa dobló con cariño la carta pensando en la petición ahí escrita, era sin duda un asunto delicado. Lo comprendía, en realidad, realmente lo comprendía y había tomado la decisión de aceptarla cuando un sirviente se acercó para informarle que al patio principal había arribado una carroza dela que descendieron cuatro doncellas que aseguraban ser sobrinas dela señora de la casa.

Edith se levantó de inmediato y acudió al citado punto donde en efecto se hallaban cuatro doncellas supervisando el arribo de varios coches mas, que, presumiblemente transportaban sus pertenencias, la mujer aclaró su garganta intentando llamar su atención, ellas voltearon, tras mirarla un instante, se le acercaron e hicieron una cortes reverencia que fue inmediatamente seguida por un abrazo grupal hacia la desconcertada princesa.

-¡TÍA EDITH!-

Corearon antes de comenzar a reír.

Romeo sin Julieta 2

Capitulo II
“¡¡PRIMITO!!”

“Amor”

Edith había meditado en aquella palabra durante tres largos días con sus noches, sus sobrinas habían tomado posesión de su casa, demostrando cualidades, encantos, modales y apariencias dignas de cautivar a los mas refinados caballeros, incluso su amado Príncipe había quedado prendado de aquellas bellas señoritas que con diplomacia se presentaron ante él.

No, evidentemente su condición y educación no eran el problema, mientras las miraba jugar en el jardín escondiéndose tras los pilares, notaba forma a forma los pensamientos de cada una, los miedos, las actitudes, su prometido solía decir que con ella al lado no temía cometer injusticias pues la bella Edith sabia leer en el alma delas personas, sus sobrinas no deseaban, ansiaban el amor, la ternura, sus corazones tenían tantos anhelos que era difícil conformarse con la simple etiqueta de “un buen matrimonio”.

En aquel instante el Príncipe se presentó en el jardín, las chicas dejaron de jugar para saludarle cortésmente pero él les pidió que continuaran con sus juegos, suplicándoles que lo consideraran un familiar y un amigo, Edith se llevo una mano a la frente, no debió decirles eso, mas tardo en completar la frase que en verse atrapado por uno de aquellos abrazos grupales que tan bien ensayados parecían tener las pequeñas, la mujer suspiró decidiendo apartarse dela ventana desde la que había estado contemplando aquello.

Su habitación la llenó de ideas, muchos de los muebles que la decoraban provenían de las que habían sido sus habitaciones de toda la vida en su viejo hogar, cuadros, adornos, retratos, con la mente llena de planes se dejo caer en la cama mirando el dosel de fina tela, presentarlas en sociedad mediante un baile o una reunión solo conseguiría atraer la atención de una lluvia de pretendientes que no dudarían en acosarlas.

Por lógica eso solo terminaría provocando que los rechazaran dejando la situación como al principio, no, definitivamente aquel no era el camino, para lograr casarlas era preciso hacerlas bajar la guardia que tan diligentemente habían levantado, si lo que querían era hallar el amor debían buscarlo, explorar la ciudad, interactuar con el ambiente y los jóvenes, saborear las situaciones, bien en pocas palabras, enamorarse, el problema radicaba en que Verona no era precisamente una provincia tranquila, no podía dejarlas vagar por las calles solas, no era sano, no era correcto y lo mas importante, no era seguro.

Se levantó pensando en como lograr que las chicas conocieran el lugar, abandonó la habitación, las risas provenían del jardín llenando la casa con su sonido, ella misma sonrió, si, debían vivir, pero ¿cómo? Acompañarlas no era una opción, su rostro y posición eran bien conocidos, el caso necesitaba secreto, alcanzo el ventanal que daba paso al balcón dela calle, talvez el viento le refrescara las ideas, las personas iban y venían, tranquilas, pasivas, algunas al mirarla la saludaban con respeto, ella no podía mas que regresar el saludo de manera mecánica pues su mente se hallaba enfrascada en aquel complejo ardid, miró el horizonte“Verone, bella Verone”

Canturreó cuando noto a un joven que daba vuelta en la esquina y se acercaba con paso seguro a su morada, verlo produjo algo así como una revelación para ella, una luz ilumino cada esquina oscura de aquel plan, sin esperar a saludarlo hecho a correr rumbo al jardín.

Las chicas parecían revisar con minuciosidad el manto del Príncipe que soportaba la escena de pie mirándolas con una mezcla de preocupación y diversión

E: Queridas ¿qué se supone que están haciendo? Incomodan a su alteza
P: Por el contrario mi bella Edith esto me resulta por demás entretenido
La mujer lo miro con el ceño fruncido algo así como “no las consientas”
A: Es culpa de Sacni
S: No es cierto! U.U
J: En realidad Angie tiene razón, después de todo fue la caja de alfileres de Sacni la que cayo en el manto del Tío
S: Pero yo no la tiré u.u
L: Pero no había una buena razón para que estuviera sobre aquel pilar
E: De manera que están recogiendo los alfileres del manto?
L: Básicamente si tía n.n

Edith suspiró mirando a su prometido que parecía ocupado en que ningún alfiler lo tocara por lo que ni siquiera se había atrevido a deshacerse del manto eso y que le divertía inmensamente escucharlas discutir por los alfileres, un criado se acerco a Edith informándole algo en voz baja.

E: Entiendo, haz el favor de hacerlo pasar lo recibiré aquí

El sirviente se retiró, la mujer miro a su prometido

E: Tenemos visitas su alteza

En aquel instante por el umbral apareció el joven a quien había visto acercarse, vestía ropa de viaje, lo que le hizo a pensar Edith que venia a despedirse o algo semejante, las jóvenes detuvieron su labor para observarlo, el príncipe lo miro extrañado.

De porte elegante el joven parecía dotado de una energía y alegría contagiosas que la expresión cortes de su rostro no lograba apartar dela chispa en su mirada, su andar era airoso a pesar delo desaliñado del aspecto, aunque sin duda el detalle mas sobresaliente, era la ausencia de cabellos en aquella testa de piel clara, Sacni se apartó del príncipe acercándose inconscientemente a su tía con la vista fija en aquel hombre, pronto sus hermanas la siguieron, Edith desplegó el abanico con la finalidad de ocultar su sonrisa, aunque el gesto resultaba sobrante pues las jóvenes parecían haberse olvidado de su entorno, el joven por el contrario no parecía haber reparado en ellas.

Tenia prisa, aquello fue evidente al verlo tropezar con una roca que había intentado saltar, Angie dejo escapar una risita, “shh” la reprendió Jazmín, pero era tarde él finalmente había reparado en ellas, mirándolas con el ceño fruncido, Lexell le mantuvo la mirada analizándolo con ojos escrutadores, era desconcertante, los labios del joven se movieron

“Buenos días”

Saludo casi extrañado como si la contemplación de aquellas jóvenes lo obligara a apartarse de la realidad

“Mercucio”

La voz de Jazmín confirmo la sospecha que se había incrustado en el alma de todas al verlo cruzar el umbral, Sacni hecho a correr hacia él aprisionándolo en fuerte abrazo tan pronto lo tuvo

S: Mercucio

Susurro con un par de lagrimas en los ojos, el joven la miro atontado, hasta que una dulce sonrisa se dibujo en su rostro mientras correspondía el abrazo

M: Sacni

Pronuncio estrechándola a él, fue todo, en un momento las jóvenes lo rodeaban y el abrazaba con inmenso afecto a cada una

M: Lexell, Angie, Jazmín...yo...

Intento abrazarlas a todas pero aquello fue imposible, Edith los miraba complacida.

¡¡PRIMITO!!

Corearon las jóvenes en aquel abrazo grupal que duro minutos.

Si bien en Verona el parentesco mas conocido de Mercucio era su relación de primos con el Principe, muy pocos sabían que también era sobrino dela princesa, aún menos que en su niñez había pasado temporadas inmensas fuera de la ciudad y prácticamente nadie que tenía cuatro primas a quienes amaba profundamente a pesar de tener mas de 10 años de no verlas.

Así el destino le había proporcionado a Edith el medio perfecto de ejercer su plan pues al termino de aquel abrazo...

L: Primito..
A: Ya no queremos molestar a tía Edith
J: Podemos...
S: ¿Vivir contigo? n.n

El joven sonrió de oreja a oreja abrazándolas“Por supuesto que Si”

Y después... (Romeo sin Julieta sidestory)

Y sentado en los escalones de la ahora solitaria plaza de Verona, el joven continuó llorando, sin el menor intento de detener sus lágrimas.

La soledad de unos pasos se sumó a la de la plaza. Una figura pequeña y delicada, cubierta por una capa negra, se acercaba lentamente por el extremo opuesto de donde el joven se encontraba.

Un par de ojos, dañados por el llanto, contemplaba el lugar, recordando los buenos días en que no había preocupaciones y Los Reyes del Mundo se divertían con los Montesco y sus demás amigos… ella había estado entre ellos, cantando, bailando, riendo… siendo feliz.

Pero aquella felicidad ahora parecía tan lejana… tuvo su último día de vida cuando los Capuleto dieron un baile, después de esa noche, esa misma plaza se llenó de sangre en medio de la confusión.

¿Romeo enamorado de Julieta?
¿Los herederos de las casas Montesco y Capuleto se han casado y huído?
¿Tybalt busca a Romeo para asesinarlo?
Mercutio ha muerto.
Tybalt también.
Romeo ha sido exiliado.

¿Cómo había sucedido todo aquello? ¿Porqué?

De pronto, ella se encontraba preguntándoselo postrada en cama. El médico dijo que estaba debilitada y que solo necesitaba reposo y comida para mejorar.

¿Para qué?

Los Reyes del Mundo habían sido el pilar de su vida hasta entonces. Y ahora Mercutio estaba muerto y Romeo exiliado en algún lugar a mitad de la nada.

Pero…

¡Hay un tercer Rey del Mundo!

¿Cómo pudo olvidarlo? Aquél día, antes de desvanecerse en brazos de alguien, lo último que había visto era al último Rey del Mundo mirando partir a Romeo…

No todo estaba perdido. Tal vez las cosas se arreglarían y Romeo regresaría…Y la vida volvería a ser buena.

Finalmente había conseguido recuperarse, y salió a buscar al Rey del Mundo que quedaba en Verona.

Y entonces lo escuchó: unas horas atrás, habían encontrado a Romeo y Julieta unidos por fin en la muerte en el mausoleo de los Capuleto.

Ella se aferró a su última esperanza: “Él aún está con vida”, se repetía una y otra vez mientras caminaba, buscaba, preguntaba… tal vez lo de la muerte era mentira, el más grande plan de los Reyes del Mundo para que Romeo y Julieta pudieran estar juntos y la paz reinara en Verona.

Imaginaba encontrar a Benvolio, preguntarle por Romeo, y recibir la repuesta con una enorme sonrisa, tan habitual en él: “Fingió su muerte y escapó con Julieta, y ahora toda Verona puede vivir tranquila.”

Pero ya estaba oscureciendo, y el recuerdo de la sonrisa de Benvolio se escapaba con la luz del día, desplazada por aquella mirada con que despedía a Romeo… no había rastros de él.

Finalmente había legado a aquella plaza, testigo mudo de la historia.

Mercutio y Romeo muertos, y Benvolio desaparecido. Sin los Reyes del Mundo, no hay razón para continuar.

Derrotada, la joven cayó de rodillas y se entrego de nuevo al llanto. El viento comenzó a acariciar su cabellera castaña que acababa de quedar descubierta al caer, como un intento vano de consolarla. ¿De qué le servía la paz en Verona sin Los Reyes del Mundo? ¿Podrían los Montesco y sus amigos encontrar de nuevo la felicidad que ellos causaban? En ese momento, el dolor y la tristeza no daban lugar no a la más pequeña esperanza.

-¿Lexell?

Ella dirigió su mirada hacia donde acababa de escuchar su nombre, deseando con todas sus fuerzas que no fuera una ilusión creada por la desesperanza. Su mirada se encontró con la de Benvolio.

Aún no terminaba de convencerse de que era verdad, cuando él se arrodilló frente a ella. Lucía totalmente distinto ahora: abatido y con los ojos exhaustos por el llanto, no había rastro de aquella sonrisa y energía que durante tanto tiempo la había hecho feliz.

-¿Dónde has estado?- dijo él, con voz cansada -Te ves muy pálida, ¿te sientes bien?

Ella sintió la mano de su amigo en su mejilla, y finalmente se convenció de que realmente estaban juntos. Las lágrimas volvieron a asomarse por sus ojos.

-Estás aquí. Realmente estás aquí…

Desconcertado, Benvolio vió como la doncella lo rodeaba con sus brazos y comenzaba a llorar recargada en su pecho, aquél había sido el primer gesto de cariño que había recibido desde la muerte de Mercurio. Abrazó aquella desconsolada figura y se quedaron así unos momentos.

-¿Ya lo sabes?- preguntó el, titubeante –Lo de Romeo...- no tenía idea de cómo decírselo si ella no lo sabía.

-Sí.- respondió ella entre sollozos.

-Después de que Romeo se fué, todos se dispersaron.- intentó explicar él, estrechándola un poco más entre sus brazos -¿Dónde estuviste? Fui a buscarte a tu casa y no me quisieron dar razón de ti.

-Enfermé.- respondió ella, con voz temblorosa -¿No te diste cuenta? Me desmayé, y ni siquiera recuerdo quién me llevó a casa. Desperté en mi cama y sintiéndome terriblemente débil.

-¿Estuviste en cama todo este tiempo?- eso explicaba su palidez…

Lexell asintió con la cabeza.
-Cuando por fin salí de casa, supe lo de la muerte de Romeo… primero Mercutio, luego Romeo… y a ti no te encontraba por ninguna parte.- los sollozos aumentaron de pronto –terminé aquí, y tú me encontraste.

Ella se separó un poco de él y se limpió las lágrimas para mirarlo a los ojos e intentar sonreir. No sabía qué hubiera hecho si ellos no se hubieran encontrado.

Benvolio se conmovió hasta el alma al ver los vanos intentos de su amiga por sonreírle.

-Todo eso de Los Reyes del Mundo se terminó, Lex.- negó tristemente con la cabeza -Nada podrá ser como antes.

-Lo sé, sin Romeo y sin Mercutio…

-Ellos nos mantenían unidos…

-Y felices… ¿el séquito de Los Reyes del Mundo, seguiremos dispersos por siempre?

Benvolio acarició con cariño el cabello de la joven, que parecía a punto de llorar de nuevo.

-Pues… por el momento…- le dijo suavemente -…creo que solo podemos contar el uno con el otro.

Lexell se recargó de nuevo en el pecho de Benvolio, estaba exhausta. Él pudo sentir como la joven dejaba caer todo su peso en él.

-¿Estás bien?- Preguntó preocupado.

-Sí, solo estoy terriblemente cansada.- respondió ella con voz débil –Te estuve buscando desde esta mañana, y no he parado de caminar.

Benvolio la rodeó con sus brazos.
–Comienza a hacer frío, lo mejor será que vayas a casa.

-No quiero.- respondió ella, acomodándose entre los brazos de él.

-Pero… ¡tienes qué!- replicó él – Si acabas de estar enferma, puedes sufrir una recaída. Además deben estar preocupados porque no vuelves a tu casa.

-No me importa…- ella empezaba a sentirse adormilada -…estoy bien aquí.

-¡Por favor, Lex! No soportaría que algo malo te pasara. Eres lo único que me queda de mi vida como Rey del Mundo.

-¿Solo por eso te interesas por mí?- aquella última expresión le había parecido un golpe.

-¡No! ¡No quise decir eso!- se disculpó él –Quiero decir, que tú…

Hizo una pausa para reacomodar sus ideas.

-¿Sabes?- continuó –Aunque no hablábamos mucho, tu presencia en el grupo era una de mis favoritas… eras callada, pero siempre sonreías… yo…- la estrechó un poco más -…me alegra que seas tú quien esté aquí ahora.

Lexell sonrió un poco.

-Entonces no todo está perdido, aunque nada pueda ser lo mismo.- dijo ella.

Benvolio comenzó a acariciar aquella cabellera castaña que tenia entre sus brazos una vez más.
-¿Empezamos de nuevo?- preguntó tiernamente -¿Comenzamos una nueva búsqueda de la felicidad, aunque solo seamos Benvolio y Lexell?

-Sí…- respondió ella antes de soltar un bostezo.

-¡Pero para eso debes estar sana!- le dijo animosamente -¡Vámos, levantate! Te llevaré a tu casa.

Finalmente, ella se desesperezó y aceptó la ayuda del joven para incorporarse. Tomada de su brazo, salió de la plaza caminando a su hogar.

Así terminaba el reinado de Los Reyes del Mundo, pero ahora brillaba la esperanza de construir una nueva etapa, incluso mejor que la anterior…

…una etapa que iniciaba con Benvolio y Lexell tomados del brazo, en la paz que por primera vez reinaba de noche en Verona.


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Si estás pensando en destrozarme en reviews.. primero lee un poco más, ya que has llegado hasta acá.
Esta fanfic la escribí hace ya varios meses, toda emocionada por Romeo sin Julieta y por como corrían las cosas entre Benvolio y yo, cuanod leí una fanfiction llamada "For the Forgotten" aquí mismo en ffnet, el autor es SoloWolf, y bueno, me dejó sinceramente deprimida. Esa misma noche, después de trisitear unas horas, agarré la libreta, el lapicero y la goma y empecé a escribir. Terminé dos horas después, emocionalmente agotada, pero satisfecha.
Es un insert/mary-sue en toda forma, ya lo sé; es de esos fics que ponen al autor en la clasifcación de "su pobre corazón de pollo no soporta los fnales tristes", ya lo se. Si piensas dejar una review diciendome algo que ya sé, ahorrate el trabajo. Yo creo que es una fic en la que dí todo de mi, y con un buen resultado.

Anónimo

-"El hijo del diablo"

-Eso rezaba aquél cartel, ¿recuerda?

-Por supuesto que sí.

-Lo que los muggles no entienden, les causa temor.

-Como tú.

-Como a mi madre...

-¿Aún la recuerdas?

- ¿Cómo olvidar que las primeras palabras que comprendí fueron de odio, rencor y rabia?

-De un ser que culpó al destino por la consecuencia de su decisión...

-... fue ella quien decidió unir su vida a un muggle, con lo que su primogénito nació mestizo...

-...tú...

-... y maldijo sus consecuencias... después de que el muggle la abandonara al saber lo que era, maldijo lo que había concebido esa unión... el veneno de mi alma, la maldición de mi vida... descargada en mi rostro... y después... me abandonó...

-Te vendió a aquél circo...

-Un circo de muggles... el lugar que pensó que merecía al ser mestizo... en el que me condenaron a una infancia de golpes, humillación... dolor en toda su plenitud... hasta que... usted me encontró.

-Aunque aún no comprendo por que no aceptaste ser un estudiante...

-Eso es asunto mío.

-Aun así, te quedaste, escondido entre las sombras del castillo, escuchando, aprendiendo...

-...usted me entregó mi primera varita, la única, aparte de usted, que me ha acompañado.
-Porque así lo has querido. Permaneciste en las sombras incluso hace dieciséis años, peleaste junto a nosotros contra el Señor Tenebroso, pero nadie lo supo.

-Y ahora, ¿cómo es que me pide esto?

-Eres el indicado, te lo he dicho desde hace tres años.

-¿Porqué piensa que mi respuesta será diferente esta vez?

-Voldemort ha vuelto, lo sabes perfectamente. Te necesitamos. Aún cuando el mundo no lo advirtió, hiciste grandes cosas hace dieciséis años...

-¿Y podría enseñárselas a estos jovenes?

-Precisamente.

-Está bien, acepto. Pero dejaré claras un par de cosas con esos niños desde el principio.

-Por supuesto, serán tus alumnos.


Un nuevo año comienza en Howgarts, y, durante la primera cena del curso, una sombría y desconocida figura ocupaba uno de los asientos en la mesa de los profesores. El director Dumbledore se encontraba de pie dando su habitual discurso de bienvenida.

-Es un placer presentarles a un nuevo elemento del profesorado, por favor, dénle una calurosa bienvenida, qué es lo menos que se merece, a su nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras: Erik.

-.-.-.-.-.-.-.
Bueno, pues esta idea se me ocurrió cuando en el foro de Phantom of the Opera alguien inició un tema, en el cual preguntaba en que casa de Howgarts irían los personajes. Entonces a mi me brincó a la cabeza: "Erik sería un buen profesor de DCAO". Así que, aquí está la historia correspondiente.


Aquí termina. No hay más. No sé como contibuarlo y solo me traería problemas. tendría que reescribir los libros 6 y 7 completos, o matar a Erik pronto. Para dejarlos insatisfechos y recibir montañas de flames? La verdad paso, me gusta Anónimo así.

Espontáneo encuentro en Londres

Lluvia.

Decían que con esa palabra puedes definir Londres, pero no lo creía del todo. Hasta que lluvia fue lo primero que pudo percibir en Londres, mojando la ventanilla junto a su asiento en el avión, mojándolo a él en el camino de la pista de aterrizaje a la zona techada del aeropuerto y mojando su equipaje mientras esperaba el taxi que la empresa le había designado.

Una sombrilla había sido su primera compra tras cambiar algunos dólares por libras, se resistió al café... en Nueva York eran las 8:30, pero ahora estaba en Londres. ¡Por lo que era 1:30 de la madrugada!

Y llovía.

La lluvia nunca le había sido particularmente atractiva. En realidad odiaba mojarse. Odiaba mojarse en la lluvia tratando de llegar a su departamento en Soho... sin ducha con agua caliente ni mucho menos calefacción, debía secarse sin importar si el departamento estaba frío o no.

Sonrió muy a su pesar en medio de tanta humedad al recordar que estaba en un viaje de negocios. Tenia trabajo, un buen trabajo con un sueldo excelente que muy pronto lo sacaría de su bohemia vida, no extrañaría los lujos de los hoteles que la empresa le pagaba cuando regresara a su hogar, porque conseguiría un departamento en la zona mas exclusiva de Nueva York.

Pero por el momento, la única ambición que Michael tenía en la cabeza era la de conquistar Londres desde su primera visita, tal como lo había hecho con las ciudades que había conocido ya y ahora dominaba.

Aunque al mirar por la ventanilla del taxi rumbo al hotel, solo pudo distinguir gotas de lluvia y luces difusas que aparecían y desaparecían por el camino. Apenas divisaba algunas formas de casas y edificios escapándose de su vista.

Al parecer, Londres le estaba mostrando que no sería un lugar fácil. Cuando el conductor le indicó que ya habían llegado a su destino, Michael se dio cuenta de que no tenía ni idea del camino recorrido.

Tuvo que bajar rápidamente, la lluvia en vez de aminorar había aumentado. Llegó a su habitación escurriendo la sombrilla resignado antes de dar propina al botones. La ciudad le había ganado el primer round, ahora solo quería una ducha caliente y una cama suave.

El repiqueteo de la lluvia en la ventana, el calor de la ropa de cama y el cansancio de un viaje en avión lo arrullaron pronto.

Londres-1, Michael-0

Unas pocas horas de sueño después, Michael trataba de despertar con una taza de café para analizar nuevamente el mapa de Londres que había estudiado en el vuelo. Las calles aledañas a la oficina estaban memorizadas e incluso había reconocido un lugar cercano para explorar si conseguía terminar temprano.

“Regent’s Park suena fantástico.” Pensó mientras bebía un trago de café.

Echó un vistazo fuera de la ventana antes de salir Londres parecía mas agradable ahora, la sutil niebla más que entorpecer el paisaje, agregaba un estético elemento etéreo.

-Niebla londinense en un empaque de ensueño inglés. Versión portable para su conveniencia.-

Michael golpeó suavemente la ventana con la frente, aún no salía de la habitación y ya boceteaba campañas mercadotécnicas imaginarias.

¿En que momento había cambiado las letras de canciones por comerciales inventados por la mañana? Y por la tarde… y por la noche… lo estaba meditando cuando cruzó la puerta de la habitación y la cerró tras de sí.

Volviéndola a abrir medio segundo después para recoger la sombrilla en el perchero junto a la puerta.

Sueño…

¡Maldito Jet-lag! El cambio de horario traía su reloj biológico descontrolado. Estuvo a punto de dormirse a media junta, hubiera caído roncando de no ser por un repentino ataque de hambre que lo mantuvo hasta despierto hasta el final, cuando pudo asaltar el plato de galletas en el servicio de té de una ejecutiva que lo había invitado a su despacho a charlar (y horas después de su hora acostumbrada de comida, además).

-Sí, como no, charlar.

Murmuró molesto mientras se alejaba del despacho. Acababa de salir huyendo con la primera excusa tonta que se le vino a la cabeza cuando se dio cuenta del exceso de amabilidad con que su anfitriona lo trataba, y que lucía algo molesta porque las galletas recibían más atención que ella.

¿Y si le hubiera dicho la verdad en lugar de un estúpido pretexto?

-“Disculpa, pero ya tengo un novio”, que bien habría tomado eso ¬¬.
Siseó haciéndole la parada a un taxi, y lo abordó sonriendo.

“Pintorescamente sobrio” pensaba divertido, toda esa elegancia y educación inglese le parecían una completa curiosidad, el mismo efecto que le causaban las ilustraciones lindas y coloridas de los libros infantiles.

La ciudad corriendo por sus ojos lo mantuvo despierto el corto tiempo que le tomó llegar a Regent’s Park. Respiró con avidez el aire de los árboles londinenses y comenzó a caminar, mirando a la gente paseando, corriendo, jugando, caminando con sus perros. Y por un momento pensó en al posibilidad de adquirir uno.

“Mmmmm… mejor un gato.” Pensó al sentarse en un tronco caído, mirando a un par de enormes perros jugando a mordiscos. Recargó su codo en su rodilla y su barbilla en la palma de su mano y siguió observando, poco a poco el paisaje perdía novedad y la brisa susurrándole al oído comenzó a aumentarle peso a sus párpados, de pronto decidió que no tenía nada mejor que hacer que entregarse al sueño.

Y… dorrrmirrrr… un ratit-
-¡AAAAAAAAAAAAAAAH!

Llevaba medio segundo dormido cuando lo despertó algo saltando sobre su pecho y derribándolo del tronco.

En una confusión total por la caída, apenas y alcanzó a distinguir que tenía sobre él un labrador oscuro que le hubiera parecido lindísimo si no estuviera pisoteándolo y lamiendo su rostro juguetonamente.

-¡NO! ¡QUIETO! ¡ABAJO! ¡FUERA! ¡GUAKKK!!! >.< ¡AUXILIO!!! Apenas y podía gritar mientras trataba de quitarse de encima al vigoroso animal esperando que lo obedeciera o que alguien lo ayudara. -¡LUCY! ¡ABAJO! Para alivio de Michael el perro obedeció aquella voz, apartándose, él se quedó un momento tirado de espaldas en el suelo para recuperar la cordura. -¡Santo Cielo! ¿Se encuentra bien? Lo siento mucho. Michael miró a la persona frente a él, lo miraba con preocupación y se diculpaba con una voz temblorosa hasta que le ofreció su mano para ayudarlo tras recibir un “Estoy bien” por respuesta. -En verdad lo lamento.- dijo un poco mas calmado, mientras Mike se desempolvaba la camisa y se limpiaba las babas de perro del rostro –Lucy no es así normalmente, debe haber encontrado algo especial en usted. -Pues no comprendo qué- dijo el mercadólogo un tanto molesto, mirando a la perrita que aun sentada lo miraba contenta, moviendo la cola. Junto a ella había un perro mestizo blanco con manchas color capuchino helado. -¿Hay alguna manera en que pueda compensarlo?- preguntó el desconocido. -Para empezar no me hable de usted.- dijo Mike sonriendo, acababa de notar que el dueño de su agresora tenía el acento inglés más exquisito que hubiera escuchado en la vida, hubiera sido fascinante en un comercial de té o algo así. Su bochorno por darse cuenta de que acababa de pensar en el hombre frente a él que le sonreía amablemente como una pieza de marketing aumentó mil veces al escuchar el sonido de su estómago recordándole que no había recibido nada más que té y galletitas. -¡Vaya! Te invito a comer en compensación de que mi perro te atacara.- dijo amablemente el hombre. -¡Oh, no! ¡No podría… ¡Para nada… -Vamos, o le permitiré a Lucy que vuelva a ser cariñosa contigo. Y a Kipper también, ¿porqué no? Los perros parecieron entender y s elevantaron. -¡Nooooo, gracias! Prefiero la comida, creo que he tenido suficiente amor canino por hoy. El ya no tan desconocido sonrió y le indicó a sus mascotas que debían partir. Michael lo dudó unos instantes, pero finalmente siguió al londinense y sus perros. -Me llamo Michael.- dijo con confianza. -¡Oh! Que descortesía la mía, le presenté a mis perros y no me presenté yo. Bright… Harry Bright. Caminaron juntos fuera del parque, y Michael se sentía contento. A pesar de lo hostil que Londres se había mostrado al principio, había encontrado alguien con quien compartir el tiempo libre en esa bella ciudad. Gracias a su espontáneo encuentro con Harry Bright y sus dos perros. -o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o- ¿Qué tal? Creían que no iba a escribir nada sobre Mamma Mia? Pues yo tampoco lo creía jajaja. Fue hasta que buscaba algo para leer sobre este musical cuando me llegó el chispazo de inspiración. Las fechas coinciden, Harry vive en Londres y Michael menciona en Tick Tick Boom “todavía traigo el horario de Londres” así que supongo que no era su primer viaje a esa ciudad. Los perros solo salen un segundo en la película… supuse que Kipper era el perro blanco con manchas cafés porque así era el de la caricatura, aunque Lucy fue la que se llevó el protagonismo, no sé exactamente por qué. Y escogí el Regent’s Park por estar cerca de Baker Street (por supuesto) y porque encontré en la descripción que una pista para correr rodea al parque… pero luego me cayó el veinte de que el que corre es Ross Gardiner (de Visitando al Sr. Green) y no Michael, duuuh… bueno, no pueden culparme, los dos tienen la misma cara en mi memoria, de hecho debía escribir esta fic mientras en mi memoria Harry es Colin Firth, porque hubiera sido bieeeen complicado que los dos tuvieran la misma cara... bueno, ya.

Escenas simples de la simple vida de un Leafe Knight 1

Escena 1
La dosis de cuestionamiento semanal

De nuevo… ella estaba de nuevo ahí sentada, mirando a la gente pasar, comiendo pausadamente.

Dos bolas de helado de vainilla en una copa, con duraznos en almíbar en medio de ambas y encima de todo crema batida coronada por una cereza (que era lo primero en desaparecer, quedando solo el tallo jugueteando entre sus labios por unos minutos).

Cada jueves, a las 6:00 de la tarde, Goh atendía a aquella chica, sin preguntar siquiera su orden. Lo que quería preguntar era otras cosas…

La razón de su mirada triste, o porque había elegido ese lugar y esa combinación de azucar… o simplemente…

-¿Cómo es que una chica tan bonita come helado sola cada jueves?

¡Maldición! ¿Realmente lo había pensado en voz alta? A juzgar por la manera en que ella lo miraba… parecía que sí.

-Lo… lo siento… quise decir: “¿Lo mismo de siempre, señorita?”

Dijo mecánicamente, avergonzado e intentando quitar de sus mejillas aquel incómodo y llamativo carmín concentrándose en las rayas de su pequeña libreta. Se sentía el idiota más grande del mundo…

-Quisiera el Banana split, por favor.

El muchacho no pudo evitar mirar sorprendido a la chica, que ahora le ofrecía una cálida sonrisa.

-Como… usted quiera, señorita.

Respondió aun apenado, dando rápidamente la media vuelta para irse.

-Midori.

Y rápidamente volvió a dar media vuelta para quedar de frente a la mesa.

-¿Perdón?

-Mi nombre es Midori, ¿puedo saber el tuyo?

-Me… me llamo Goh…

Respondió, intentando que su sonrisa fuera tan amable como la de ella.

-Discúlpame, Goh. Pero creo que necesitaríamos conocernos un poco más para contarte porque estoy aquí cada jueves.

-Será un placer.

Dijo Goh, acompañando sus palabras con una elegante reverencia.

-Pero ahora debo ir a pedir su orden.

Volvió a dar media vuelta y se dirigió a la cocina, y en medio del ajetreo de todos sus compañeros, se recargó en una pared para asimilar lo sucedido.

-¡Cielos!

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Por supuesto que tenía que llamarse Midori! Por las largas pláticas sobre los Caballeros de Leafe, que Mannen está apartado para ser mío cuando crezca, lo verdaderamente imperdonable en las acciones de Sasame, y etc.

Esta escena no pretende ser romántica, Goh no es de esos, Goh es de los que cuando te ven triste te ponen enfrente un helado gigante, y de ser necesario te lo dan en la boca, para que la sugar (so swe-eet) cause su efecto. Sin preguntar ni decir nada.

Pues bien, de vez en cuando verán ustedes por aquí escenas de la vida de los Leafe Knights. De uno solo, varios, o todos, durante la serie, antes de la serie, después de la serie, o en tiempos inubicables. Lo valen, ¿no creen?

Analogía friki

-Podría convertir esto en acoso a la autoridad, ¿sabías?
-Por favor…
-Comprendo la afición de las chicas por alguien, tengo hijas, pero-me-estás-confundiendo.
-¡Vamos, es sólo un autógrafo!
-Y una foto, y un número de teléfono, seguramente… Pon un poco de atención, ¡ni siquiera tengo acento francés!
-Estas fingiendo.
-Comienzo a desesperarme, niña…
-Demuéstrame que no hablas francés y me convenzo.
-Le pu-pu le mate le gua-gua, no escucharás más francés de mis labios. ¡Basta ya! Llevas 10 cuadras siguiéndome. ¿Te convencerás cuando lleguemos a la estación?
-¿La estación?
-Soy Policía…
-Si, como no!

Él se detuvo, encaró a la jovencita y le mostró su reluciente placa dorada. “Elliot Stabler”, rezaba la insignia, y la chica finalmente se convenció. Se disculpo avergonzada y echó a correr.

Cuando el detective llegó a su oficina, todavía estaba refunfuñando un poco.

-¿Refunfuñando tú? Qué extraño.

Olivia lo esperaba con un vaso de café.

-Es la segunda vez este mes que una chica de aficiones extravagantes me confunde con ese tal Gregori Baquet…

Olivia le acercó el café con la mano algo temblorosa por una risa discreta, la hora de comida acababa de terminar, y había cosas mucho más preocupantes que una Analogía friki.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

10-Dic-2007 Estoy viendo La Ley y el Orden, y no dejo de admirarme del parecido. Feliz cumpleaños, Greg.

PD Le pu-pu le mate le gua-gua es uno de esos chistes infantiles bobos que responde a: “¿Cómo se dice: “El tren arrolló un perro” en francés?”

Hogar 2

Capítulo dos.
Casi mártir.


No sabía que agonía era más fuerte.

Los moribundos ideales de libertad, revolución, la fuerza de la juventud contra la represión, la intolerancia, discriminación y prepotencia se apagaban un poco más con cada gota de sangre que brotaba de una herida causada por el cañón de una bayoneta. El dolor y la impresión iniciales habían sido tan fuertes que le causaron la pérdida de la conciencia el tiempo suficiente para que los soldados lo tomaran por uno de tantos que habían caído muertos en ese momento, ignorándolos para que ninguno de los insurrectos que huían escapara de su implacable persecución.

Lo ignoraron… o no lo vieron.

Recuperar la conciencia fue el golpe mas duro de su vida. El insoportable dolor, el frío de la nieve bajo su cuerpo que contrastaba con el calor de la sangre en su pierna y el silencio sepulcral de la calle en que se encontraba le hicieron comprender de pronto que todo había terminado.

No podía moverse. Dolor. ¿Cuántos más habían caído junto a él? ¿Cuántos mas caerían? Dolor. ¿Terminaría muerto, o tal vez paralítico? De cualquier manera: ¿cómo podría ser útil entonces para el trabajo más grande que un hombre puede hacer? Dolor. ¿Lo echarían de menos? ¿Era realmente tan necesario? Dolor, dolor… tal vez debió quedarse en Anatevka… Dol/¡Jodel! ¡Ella lo esperaba! ¡Ella creía en él! En ese nuevo mundo que tanto se había esforzado en mostrarle, ese nuevo mundo por el que luchaba, ese nuevo mundo por el que ahora agonizaba…

Dolor…lágrimas…

-Pierchik… ¡Despierta, Pierchik!

Una voz llamándolo por su nombre… eso era nuevo… hasta el momento lo único que sus delirios de fiebre habían tenido la misericordia de mostrarle eran difusas imágenes de su amada… pero esta vez había escuchado su melodiosa voz llamarlo entre sueños, y al abrir los ojos se había encontrado con la visión mas hermosa y clara que había tenido en todo el tiempo que había permanecido en esa cama. Ni siquiera había dolor, el sudor frío causado por la fiebre le parecía ahora refrescante. Tal vez sus días de confinamiento en un lecho se había terminado, tal vez por fin esa hermosa visión lo llevaría a su descanso… si tan solo ella estuviera en verdad frente a él.

¿Pero porqué lucía tan preocupada? Sonrió débilmente y extendió su mano hacia ella, aunque sabía que no podía tocarla. “Todo estará bien” pensaba decirle… todo había terminado ya, estaba listo para irse…

Y efectivamente, sintió que el alma se le iba al cielo cuando las suaves manos de la muchacha tomaron la suya. ¡La sentía! ¡La estaba sintiendo! ¿Qué sucedía? ¿Cómo podía estar ella ahí? No… ¡no era posible! Pero tal vez… tal vez…

-¿Jodel?

La muda respuesta que recibió terminó de dejarlo perplejo. Los ojos de la joven se inundaron de lágrimas en un segundo y se arrojó sobre el lecho, abrazándolo… acariciando su cabello… llorando con desconsuelo… fue entonces cuando Pierchik notó donde estaba… en Anatevka… acababa de confundir aquella primera visión de la muchacha que ahora le prodigaba tanto cariño con uno mas de los delirios que la fiebre le había causado en aquel monasterio de Kiev.

Estaba con ella…

Al no poder reprimir una amplia sonrisa evidenció que se encontraba ahora lleno de felicidad, ignorando el dolor punzante que acababa de regresar, se concentró en ella y con ternura la rodeó con sus brazos.

-Ssssh… no llores…- susurró dulcemente, sin saber que mas decir.

-¡Eres un tonto! ¡Me asustaste! ¡Me preocupaste!- replicó ella sentida, entre profundos sollozos, antes de hundir el rostro en el hombro de él y llorar aun mas fuerte.

-Perdóname.- suplicó el joven esforzándose por no echarse a llorar también… no soportaba verla sufrir, y mucho menos por su culpa… si se hubiera quedado, si no hubiera perseguido sus aires de grandeza que habían terminado tan mal… ella no estaría llorando… ¿qué tanto dolor le había causado? –Estoy aquí ahora, y todo va a estar bien.- hundió sus dedos en la suave cabellera negra y la estrechó hacia él como si fuera a perderla en ese mismo instante.

-Eres… un tonto…- repitió con un hilo de voz la chica, quedándose inmóvil, llorando bajito.

-Lo sé.-

Pierchik lo sabía, se sentía el tonto e inútil mas grande del mundo… al sentir sus brazos, su calor, sus lágrimas… supo que nunca debió dejarla. ¿Qué tal si hubiera muerto? ¿Qué tal si no podían volver a estar juntos? ¿Qué tal si había un polgrom mientras él estuviera en algún otro lugar? Afortunadamente estaba a salvo… pero si algo le hubiera pasado, no habría estado ahí para protegerla. Y eso jamás se lo podría perdonar.

-Comprendo que estés enojada conmigo…- murmuró suavemente en el oído de ella, debía hacerle comprender que no podía enfadarse con ella, aun con cualquier clase de reproches o agresiones que pudiera lanzarle. Nada podía quitarle el alivio y la felicidad de tenerla en sus brazos.

-¿Y cómo debería sentirme? No supe de ti en tanto tiempo, y ahora llegan y me dicen que estás aquí, herido…- ni la misma Jodel sabía como sentirse, en realidad. Estaba ahí con Pierchik, lo había extrañado tanto, todas las noches rogaba por su regreso, o al menos por su seguridad… pero no podía dejar de pensar que la había dejado… que día con día su padre y algunos otros conocidos hablaban tan mal de que él se hubiera ido, de que sus locos ideales importaban mas que ella… y hace unos momentos…

-Me asusté tanto al entrar y encontrarte ardiendo en fiebre, con un sueño tan intranquilo…- se separó un poco de él y acarició su cabello, sonriendo un poco… mechones tan rebeldes como él caían en su frente -…pensé que…- pero las lágrimas no la dejaron seguir hablando, desvió la mirada… estaba enojada.

-Yo también…- la temblorosa mano del joven se adelantó hasta acariciar la mejilla de la chica -…pensé que no volvería a verte, Jodel, pensé que no volvería a estar junto a ti para cuidarte, para hacerte sonreir, para abrazarte… nunca quise herirte. Perdóname.-

El par de ojos cargados de lágrimas buscaron los del joven… si podía ver arrepentimiento en esa mirada, no dudaría de ninguna palabra que los labios de su dueño pronunciara, y se encontró con una mirada a punto de desfallecer… la herida reclamaba fieramente ante los intentos del joven por ignorarla, el dolor estaba a punto de vencerlo.

Pierchik cerró los ojos con fuerza, no podía rendirse, no frente a ella. ¿Cómo podía brindarle la confianza de que la protegería, si no podía ni siquiera soportar su propio dolor?

Sus ojos se abrieron de golpe con la sensación de una caricia en su rostro. Miró a Jodel con esfuerzo… comenzaba a perder nitidez… alcanzó a adivinar una sonrisa… le sonreía… le regalaba caricias… a pesar de todo…

-Tranquilo, todo estará bien.- alcanzó a escuchar –No te esfuerces, descansa…-

Un escalofrío le hizo recordar la fiebre, el frío… pero ella estaba… estaba con él… era todo lo que importaba en ese momento.

-Perdóname, mi amor…-

Pronunció débilmente antes de cerrar los ojos, sintiendo en el último segundo antes de ser derrotado por el dolor un suave beso en su mejilla.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

._. ¿Es mi imaginación, o en serio es lo mejor que he escrito?

Pues bien, no podía empezar la fic con lo que empecé este segundo capítulo, porque en serio parecía que Pierchik se nos iba… y que no se muriera le hubiera restado seriedad al asunto. Así que dejé claro desde el principio que estaba vivo.

Y pues bueno, el objetivo del asunto era que se reencontraran, y pues ya pasó, así que… aun queda la duda de que va a hacer Pierchik en los acontecimientos subsecuentes, pero no tengo ni idea de cómo continuar, así que si quieren esperar, váyanse jalando una silla.

Ah es cierto, los polgrom eran las persecuciones y agresiones contra los judíos por parte de las autoridades. La discriminación es una de las cosas más estúpidas de la naturaleza humana, así que Love and Peace!

Hogar 1

Capítulo 1. Ba Báit
(Volver a casa)

Murmullos, cuchicheos, miradas… todos centrados en un joven que recorría penosamente las calles de Anatevka, avanzando a cada paso con dificultad… recargado en un bastón…

Todos lo miraban… un segundo, dos, tres... pero nadie lo reconocía, y terminaban desviando la vista con desprecio o lástima.

-¡Rabbí!- exclamó un joven ataviado con las ropas de un rabino judío, llamando la atención del anciano que caminaba junto a él tomado de su brazo, de idéntica vestidura, señalándole el penoso cuadro.

Distraídamente, el viejo rabino volteó hacia lo que el joven, su hijo, le indicaba.
-¡Dios Bendito!- exclamó también, reconociendo al atribulado caminante –Pero si es…-

-¡Pierchik!- llamó el joven, soltando el brazo de su padre y echando a correr hacia él.

Al escuchar su nombre, él volteó. Esbozó una débil pero sincera sonrisa al encontrarse con un rostro conocido… Mendel, el hijo del Rabino…miró un poco mas lejos, y alcanzó a ver también al anciano, que lo miraba con clara preocupación. Sintió que por fin estaba de regreso… en casa… a salvo…

…y se desplomó del agotamiento en los brazos de Mendel, mientras la oscuridad caía sobre él.

Luz… calor… un duro colchón debajo de él y un intenso dolor punzante en la pierna derecha fue lo que percibió alternativamente al abrir lentamente los ojos. Pierchik se encontró mirando un techo desconocido, y trató de recordar dónde y cómo había perdido la conciencia.


-Siempre llamando la atención, ¿eh, radical?- giró la cabeza al escuchar una voz a su lado. Mendel lo miraba sonriente, sentado en una simple silla a un par de metros del lecho.

-Aunque estoy muy molesto contigo, realmente asustaste a mi padre.- completó cambiando el semblante.

-Lo… lo siento…- pronunció torpemente, frotándose un poco los ojos para despertar completamente -…no quise detenerme, me sentía tan cerca, que pensé que podría soportar…-

-¿Tan cerca de dónde?- interrumpió con algo de mordacidad el hijo del Rabino, al notar que un ligero matiz rojizo había a aparecido en las mejillas del joven.

-Vamos, Mendel, lo sabes, no me hagas decirlo…- replicó Pierchik mirando el techo, avergonzado -…¿a dónde más podría ir?-

-A la sinagoga, tal vez.- respondió Mendel con reproche –Estaba MAS cerca, y terminaste ahí de todos modos… bueno, en mi habitación mas específicamente.

Así que ahí estaba… la sinagoga… la habitación del hijo de un rabino… eso explicaba la austeridad del cuarto y la dureza del colchón (no es que estuviera acostumbrado a dormir en las camas mas cómodas, pero esto era demasiado). Su emergente enfermero tenía razón: pudo haberse dirigido a la sinagoga desde un principio, lo hubieran recibido y permitido reposar… Hajnasat orjim… la tradicional hospitalidad judía.

Tradiciones… “Demasiado tradicional para un libre pensador como tú” repitió una voz en su cabeza, una voz que, aunque sonaba molesta, no perdía su candor. La voz de ella… de…

-Pues bien.- continuó su sentido regaño Mendel –Pudiste venir y descansar y atenderte esa horrible herida que tienes en la pierna. No sé quien te la atendió antes pero lo hizo bastante mal, se abrió casi completamente…-

Pierchik recordó el dolor que había olvidado con esa voz en su cabeza, cerró los ojos con fuerza, intentando calmarlo.

-Gracias…- soltó entre dientes, apenado, tras pasar unos momentos en silencio con los ojos cerrados -…lamento haber sido una molestia.-

-No lo fuiste.- corrigió rápidamente el religioso joven –Es más, hemos enviado a que busquen a Jodel, seguramente ya debe venir en camino.-

El estudiante volvió a clavar la mirada en el techo, al sentir que se sonrojaba… Jodel… el nombre mas dulce y delicioso que podría escuchar, dulce se había escuchado incluso en la voz del hijo del rabino, que en un tiempo que ahora le parecía tan lejano le había parecido tan odiosa…

Ella sabía que estaba ahí, ella iría a encontrarlo… ¡la vería! Escucharía su voz de nuevo, y no solo los recuerdos…

¿Qué iba a decirle?

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Bienvenidos a mi nueva fanfic n.n Algunos musos siguen tomando vacaciones, y otros han venido a reclamar su lugar. Tal es el caso de Pierchik, que de pronto tuve mi etapa de “escuchar Violinsita en el Tejado”.

Esto será corto, a menos que ustedes pidan que lo continúe, ahora un poco de idiomas, que investigué para la ocasión:

Ba Llegar - Venir - Acercarse - Volver - Entrar
Báit Casa
Hajnasat orjim Hospitalidad. Es brindar al que llega a la morada propia una cálida recepción y todo lo que esté a disposición para su bienestar.

Feather twist 3

Capítulo tres
Cuá-cuá

“¡Maldición! ¡Jamás había llegado tarde!”

Pero en un cuerpo nuevo, con un par de patas palmeadas y piernas delgadas que debían sostener un cuerpo más bien regordete, no le ayudaba.

“Solo espero que Ahiru no se preocupe.”

Se repetía mentalmente… al menos sus pensamientos no eran graznidos.

“¡Un momento! ¡No se hablar pato! ¿Cómo voy a comunicarme con…”

Finalmente, la anhelada fuente estaba cerca, apretó el paso con todas sus fuerzas.

“¡AHIRU!”

La cabeza de un patito amarillo se asomó sobre el borde de la fuente, curioso. Fakir comprendió que ella había escuchado solamente el graznido de otro pato.


“¡Un pato que corre gracioso!”

Pensó Ahiru, extrañada. ¿Qué hacía otro pato en la escuela? Con un salto y unos pocos aleteos, salió de la fuente, y muy pronto tuvo frente a ella a un pato un poco más grande que ella, negro y de ojos azules, que intentaba recobrar el aliento.

-¡Cuá!

Dijo el recién llegado, intentando imitar lo más fielmente posible aquél primer graznido que escuchaba en sus encuentros con Ahiru, esperando desde el fondo del alma que significara “Hola”.

-¡Cuá! ^^

Repitió Ahiru con alegría. Aunque Fakir aún no llegaba, encontrar a un igual mientras esperaba resultó agradable.

-¿Cuá-cuá?

Fakir puso cara de frustración, no podía entender que aquellos dos cuas significaban simplemente “¿Quién eres”. Intentó tranquilizarse… pero no podía resistir más….

Ahiru miró sorprendida y confundida como su nuevo acompañante reventaba en una sarta de graznidos fúricos e incomprensibles. ¿Qué podría molestarle tanto a un simple pato como ella?

-¿Cuack?

“¿Qué sucede?” Preguntó al fin, cuando tales reclamos cesaron y el pato negro se había quedado con la cabeza baja, meditabundo. Dio un saltito hacia atrás cuando recibió por respuesta una mirada llena de rabia… que de alguna manera le parecía conocida…

Fakir recordó que Ahiru no tenía la culpa de nada, no era justo recriminarle (ni siquiera con la mirada), había sido siempre tan despistada… respiró hondo para tranquilizarse y pensar con claridad.

Pensó que si no conocía el lenguaje de los graznidos, tal vez las señas ayudarían. Así que procedió a intentar explicarlo todo: que había escrito algo en un papel, se había quedado dormido y volcado un vaso con agua, que la tinta se había corrido, y al despertar había descubierto que era un pato. Poniendo todo su esfuerzo para que cada movimiento fuera claro.

Pero si con su nuevo cuerpo no le era fácil caminar, al intentar hacer mímica y movimientos de ballet obtuvo solamente una serie de torpes movimientos y batir de alas, que concluyeron al intentar relatar la injusta expulsión de su habitación a escobazos, en el que terminó tropezando con sus propias patas, y cayó de pico en el suelo.

-¡Cuá!

Exclamó Ahiru preocupada, yendo en auxilio del patito, se inclinó frente a él y extendió una de sus alas a su costado.

Bien, ahora al enojo, frustración y tristeza se le unía la humillación ¬¬. Fakir se sentó, y miró a Ahiru… ¿cómo podía ella soportar ser un pato? ¿Los dos iban a ser patos por el resto de sus vidas? Y de ser así… ¿cuánto tiempo tardaría en acostumbrarse a ser un ave?

-Cuá u.u

Graznó Ahiru bajito, al ver que ahora el pato negro la miraba con desconsuelo. Le gustaría saber que le ocurría… Si aquellos ojos azules pudieran derramar lágrimas, seguramente lo harían… lágrimas de dolor y frustración… como aquellas ocasiones, que ahora parecían lejanas, cuando otro par de ojos azules… ojos azules que conocía tan bien que podía leer en ellos… unos ojos azules como los de…


-¡¡¿¿CUÁ??!! O.O

“¡¡¿¿FAKIR??!!”

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

He retornado! n.n Mi extrañaron? (podrían al menos fingir)

Bueno, pues he aquí el capítulo 3… todo está siendo traumático y frustrante para el pobre Fakir, que cruel!!! Pero bueno, no será así siempre… espero.

Ah, y sé que todos ustedes, como buenos otakus o akiba-kei que son, están familiarizados con el término “Feather” (plumas) por Tsubasa Reservoir Chronicles, ¿cierto? Pues a mi me gusta el término desde aquellos lejanos días en que el Internet era una novedad para mi, y descubrí que el fandom de los Mighty Ducks era mucho más amplio de lo que imaginaba (bueno, en inglés), y donde aprendí lo que son las fanfictions y fanarts... y webrings, y foros… bueno, Duke fue el primer culpable de que sea una chica cibernética (el segundo y mayor culpable es mi ex, pero esa es otra historia).

Feather twist 3

Capítulo tres
Cuá-cuá

“¡Maldición! ¡Jamás había llegado tarde!”

Pero en un cuerpo nuevo, con un par de patas palmeadas y piernas delgadas que debían sostener un cuerpo más bien regordete, no le ayudaba.

“Solo espero que Ahiru no se preocupe.”

Se repetía mentalmente… al menos sus pensamientos no eran graznidos.

“¡Un momento! ¡No se hablar pato! ¿Cómo voy a comunicarme con…”

Finalmente, la anhelada fuente estaba cerca, apretó el paso con todas sus fuerzas.

“¡AHIRU!”

La cabeza de un patito amarillo se asomó sobre el borde de la fuente, curioso. Fakir comprendió que ella había escuchado solamente el graznido de otro pato.


“¡Un pato que corre gracioso!”

Pensó Ahiru, extrañada. ¿Qué hacía otro pato en la escuela? Con un salto y unos pocos aleteos, salió de la fuente, y muy pronto tuvo frente a ella a un pato un poco más grande que ella, negro y de ojos azules, que intentaba recobrar el aliento.

-¡Cuá!

Dijo el recién llegado, intentando imitar lo más fielmente posible aquél primer graznido que escuchaba en sus encuentros con Ahiru, esperando desde el fondo del alma que significara “Hola”.

-¡Cuá! ^^

Repitió Ahiru con alegría. Aunque Fakir aún no llegaba, encontrar a un igual mientras esperaba resultó agradable.

-¿Cuá-cuá?

Fakir puso cara de frustración, no podía entender que aquellos dos cuas significaban simplemente “¿Quién eres”. Intentó tranquilizarse… pero no podía resistir más….

Ahiru miró sorprendida y confundida como su nuevo acompañante reventaba en una sarta de graznidos fúricos e incomprensibles. ¿Qué podría molestarle tanto a un simple pato como ella?

-¿Cuack?

“¿Qué sucede?” Preguntó al fin, cuando tales reclamos cesaron y el pato negro se había quedado con la cabeza baja, meditabundo. Dio un saltito hacia atrás cuando recibió por respuesta una mirada llena de rabia… que de alguna manera le parecía conocida…

Fakir recordó que Ahiru no tenía la culpa de nada, no era justo recriminarle (ni siquiera con la mirada), había sido siempre tan despistada… respiró hondo para tranquilizarse y pensar con claridad.

Pensó que si no conocía el lenguaje de los graznidos, tal vez las señas ayudarían. Así que procedió a intentar explicarlo todo: que había escrito algo en un papel, se había quedado dormido y volcado un vaso con agua, que la tinta se había corrido, y al despertar había descubierto que era un pato. Poniendo todo su esfuerzo para que cada movimiento fuera claro.

Pero si con su nuevo cuerpo no le era fácil caminar, al intentar hacer mímica y movimientos de ballet obtuvo solamente una serie de torpes movimientos y batir de alas, que concluyeron al intentar relatar la injusta expulsión de su habitación a escobazos, en el que terminó tropezando con sus propias patas, y cayó de pico en el suelo.

-¡Cuá!

Exclamó Ahiru preocupada, yendo en auxilio del patito, se inclinó frente a él y extendió una de sus alas a su costado.

Bien, ahora al enojo, frustración y tristeza se le unía la humillación ¬¬. Fakir se sentó, y miró a Ahiru… ¿cómo podía ella soportar ser un pato? ¿Los dos iban a ser patos por el resto de sus vidas? Y de ser así… ¿cuánto tiempo tardaría en acostumbrarse a ser un ave?

-Cuá u.u

Graznó Ahiru bajito, al ver que ahora el pato negro la miraba con desconsuelo. Le gustaría saber que le ocurría… Si aquellos ojos azules pudieran derramar lágrimas, seguramente lo harían… lágrimas de dolor y frustración… como aquellas ocasiones, que ahora parecían lejanas, cuando otro par de ojos azules… ojos azules que conocía tan bien que podía leer en ellos… unos ojos azules como los de…


-¡¡¿¿CUÁ??!! O.O

“¡¡¿¿FAKIR??!!”

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

He retornado! n.n Mi extrañaron? (podrían al menos fingir)

Bueno, pues he aquí el capítulo 3… todo está siendo traumático y frustrante para el pobre Fakir, que cruel!!! Pero bueno, no será así siempre… espero.

Ah, y sé que todos ustedes, como buenos otakus o akiba-kei que son, están familiarizados con el término “Feather” (plumas) por Tsubasa Reservoir Chronicles, ¿cierto? Pues a mi me gusta el término desde aquellos lejanos días en que el Internet era una novedad para mi, y descubrí que el fandom de los Mighty Ducks era mucho más amplio de lo que imaginaba (bueno, en inglés), y donde aprendí lo que son las fanfictions y fanarts... y webrings, y foros… bueno, Duke fue el primer culpable de que sea una chica cibernética (el segundo y mayor culpable es mi ex, pero esa es otra historia).

Feather twist 2

Capítulo 2
Resultado inesperado.

Fakir abrió los ojos lentamente, el reloj del colegio estaba sonando marcando la hora…

¿Pero qué sucedía? De pronto la habitación le parecía demasiado grande.

Se sentó… ¿en qué momento se había vuelto a acostar?

Dormir mal le había afectado, sin duda. Cerró los ojos nuevamente y se pasó una mano por la frente…

¡Pero no sintió su mano! Al abrir los ojos descubrió un ala frente a su rostro, ¡un ala con plumas negras! ¿Estaba todavía soñando?

-¡¿CUÁ?!

Se cubrió los labios al escuchar un graznido en lugar de un reclamo… ¡No! ¡Tampoco tenía labios!

Agitó la cabeza, se golpeó un par de veces contra el escritorio…

-¡Despierta, despierta! ¡Aún estás soñando!

Se repitió mentalmente por un tiempo que parecía una eternidad… pero al final, solo veía plumas al intentar mirar sus manos…

Desesperado, se dejó caer sobre el montón de papeles que se habían esparcido en el escritorio… recordó lo que había sucedido en la madrugada…

Buscó un poco, y encontró lo último que había escrito, que ahora estaba totalmente ilegible…

-Cuá ¬¬- el muchacho comprendió lo que había sucedido: de alguna manera, la magia de las palabras se había confundido al correrse la tinta… lo cual no era tan grave, solo debía volver a escribir un par de líneas y sería una persona otra vez.

Dificultosamente tomó la pluma con su ala derecha e intentó escribir…

¡¿Qué rayos?! ¡Lo único que obtenía al rasgar el papel con la punta de la pluma eran garabatos!

Desesperado, lo intentó una y otra vez.

Obteniendo los mismos resultados.

Volvió a caer exhausto sobre el escritorio, y se durmió.


Lo despertó el sonido de la puerta abriéndose… nunca lo había escuchado tan fuerte…


Abrió un ojo perezosamente y vió entrar a alguien desconocido incluso de vista… una mujer entrada en años que cargaba una escoba, un trapeador y una cubeta… vaya, nunca había reparado en el personal de limpieza del colegio.

Se puso de pie y la miró acomodar sus cosas, hacer la cama y volver a tomar la escoba.

Fue hasta entonces cuando sus miradas se cruzaron.


-¿Qué haces aquí?

-Esta es mi habitación, señora ¬¬- deseó responder Fakir al ver la nada amable expresión de la mujer.

-¡Fuera, anda! ¡No quiero plumas ni excremento de pato aquí!- agregó azuzándolo con la escoba desde donde estaba.

-No quiero irme.- pensó Fakir, y se sentó en el escritorio.

-Bien, no digas que no te lo pedí amablemente.

El chico entonces comenzó a preocuparse, la señora había empuñado la escoba y se dirigía hacia él… pensándolo bien, ¿a qué se quedaba?

Bajó de un salto del escritorio, pero su nuevo cuerpo resultaba algo complicado, y cayó de pico en el suelo. No tuvo tiempo de lamentarse, ni siquiera de maldecir, porque recibió un escobazo que lo mandó al otro lado de la habitación. Torpemente, movió cada uno de los músculos de sus patas y sus alas, y finalmente consiguió salir por la puerta medio abierta, habiendo recibido un par de escobazos más.


-Cua u.u
Suspiró tristemente mientras se sentaba exhausto, recargado en la pared.

¿Y ahora qué iba a hacer?

El reloj volvió a sonar… poniendo un poco de atención, Fakir pudo notar que marcaba el descanso entre clases…

¡Ahiru! ¡Ahiru lo estaría esperando en la fuente!

Se puso en pie, y caminó despacito hacia el lugar de sus encuentros… caminar al menos no era tan diferente…

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

¿Se imaginan qué traumático? ¡Despertar y descubrir que eres un pato! ¡Qué desesperación! Estos dos capítulos han tenido emociones muy intensas, la verdad es que al ponerme en lugar de Fakir puedo ver lo difícil que es la situación…

Gracias a Sarah por el primer review, espero no defraudarte.

El siguiente capítulo promete ser divertido, con lo despistada que es Ahiru…

Feather twist 1

Capítulo 1.
Revelación de madrugada

Fakir despertó sobresaltado… la Luna ya había terminado gran parte de su recorrido, y su luz se filtraba por el tragaluz iluminando tenuemente el escritorio lleno de libros y papeles.

El muchacho se cubrió la cara con las manos… ese sueño lo perseguía… su memoria evocaba aquél baile con Ahiru con una frecuencia preocupante.

Noche tras noche, mientras su conciencia dormía, su subconsciente bailaba un pas-de-deux con ella. Y al final del baile, teniéndola entre sus brazos, sus labios se acercaban lentamente… cada noche más cerca.

Y entonces él despertaba. Encontrándose sólo en su cama, en su fría habitación, en ese colegio lleno de gente que fingía no ser extraña.

¿Quién lo conocía realmente? Lo conocían Mythos y Rue… Mythos mucho más que Rue… y ahora ellos lo habían abandonado. Eran felices juntos en algún reino lejano, mientras él estaba solo, encerrado aún en ese colegio.

¿Por qué continuaba ahí? Por el ballet, el ballet le ayudaba a combatir la soledad… el ballet y Ahiru.

Pero Ahiru era ahora solamente un pequeño pato que vivía en el lago, usualmente iba hacia la fuente del colegio, y esperaba que Fakir llegara en sus descansos entre clases, y al terminar estas, iban juntos al lago para pasar el resto de la tarde. Hasta que Fakir debía volver al colegio, a aquél dormitorio que tenía una cama sobrante desde que Mythos había partido.

Ahiru era la única que lo conocía y comprendía… aunque de ella Fakir solo podía entender cua-cua.

¿Porqué la había conservado como un pato? ¿Porqué no le permitió ser una chica? Una chica con dos brazos, dos piernas, y una voz humana…

Dos brazos para abrazar, dos piernas para bailar, y una voz para conversar… con él.

Fakir se abrazó por los hombros y un sollozo escapó de sus labios, ¿qué era lo que había estado sintiendo esas últimas madrugadas? Ese pensamiento anhelante por Ahiru, de tenerla cerca en ese momento, de tenerla cerca siempre. Ni siquiera en todas las madrugadas juntas, aquel sentimiento había sido tan fuerte.

Le helaba los huesos… le quemaba el corazón… las lágrimas no pudieron quedarse más tiempo en sus ojos…

Se levantó de la cama y caminó hacia el escritorio, sentándose violentamente, tomando el papel y entintando la pluma aun con la visión nublada por las lágrimas, comenzó a escribir frenéticamente, casi a ciegas…

Convertirse… por siempre… un pato… quedarse… con él…

Exhausto, el muchacho cayó dormido sobre el escritorio… su mano volcó un vaso medio vacío, y su contenido corrió la tinta aún fresca…

Convergencia 18

Capítulo 18
Pertenencias

-Aún la tienes.
-No es de tu incumbencia, Daroga.
-Recuerda que te salve la vida. Tu vida me importa. Soy tu amigo, ¿no es así?

Nadir recibió por respuesta el leva gruñido habitual que significaba la completa falta de cooperación de Erik y que no tenía caso seguir insistiendo. Pero el Persa nunca se rendía.

-Ella no es un objeto de tu propiedad.
-¡NADA es de mi propiedad!

Aunque rara vez Erik explotaba tan pronto. Nadir estaba preocupado, haber raptado a Cristina, mas que el consuelo que el fantasma esperaba, le había traído una creciente ansiedad y decepción… parecía que ella no dejaría de temerle jamás.

Resignado, el Persa se preparó para escuchar todos los reclamos de Erik, acerca de lo que le había advertido durante mucho tiempo.

-Vivo debajo de un edificio del que nadie sabe que construí la parte hermosa, mi vida es solo una sombra, la mujer que amo me teme, ¡e incluso Ayesha se ha ido! Nada le pertenece a un Fantasma.

Esa era la verdad. Todo el poder que ejercía sobre el Palacio de la Ópera, los bienes adquiridos durante tanto tiempo, su renta mensual y su dominio sobre la oscuridad de aquél edificio eran solo una pantalla. En ese momento no tenía nada de verdadero valor.

-De cualquier manera la regresaré mañana. Debe prepararse su siguiente presentación para este viernes, y después me regresarán a Ayesha. Al menos ella no parece un corderito asustado cuando está en mi casa.

La sombría actitud de Erik no era nada alentadora. Quedaba claro que esas no serían sus últimas acciones.


-Debo irme.
-¿Tan pronto?
-No es pronto ¬¬. Además Cyrano debe atender sus asuntos personales en privado.

LeBret tuvo que soportar las miradas de reproche que Canelle y Cyrano le dirigían. Ambos tenían pesadas razones para resistirse a terminar con aquella tarde de amigos.

-No olvides mi promesa. Si te sientes sola, puedes ir a buscarme al cuartel.

Se despidió por fin tomando la mano de Canelle y besándola galantemente antes de despedirse de Cyrano con una sonrisa y una inclinación de cabeza.

Canelle lo miró dar la vuelta y alejarse mientras se esforzaba en reducir el calor en sus mejillas… ¿era realmente una chica? Una doncella que merecía los respetos como cualquier otra… era como Roxana… no, ¿para qué querría ser como Roxana? Le gustaba ser así: una chica fuerte y valiente y libre de toda aquella hipócrita elegancia, lo suficiente para ser amiga de Cyrano de Bergerac. Mientras él la tratara como a cualquier otro de sus amigos, ella sería feliz.

-LeBret tiene razón, debes atender tus asuntos. Regresaré al Palacio.

Antes de intentar cualquier movimiento, sintió como la mano de Cyrano estrechaba fuertemente la suya y la jalaba un poco hacia él.

-No, espera. No te vayas.

La chica tembló un poco... la mirada de Cyrano parecía dispuesta a retenerla a cualquier precio.

-Ven conmigo. No quiero estar solo con Christian esta vez.
-Pero… ¿en qué puedo servir yo?

Había resultado sorpresivo e incomprensible. Cyrano de pronto no parecía tan fuerte y autosuficiente como lo era siempre. Pero Canelle no compondría en que podría ayudar que lo acompañara.

-Solo acompáñame, por favor.- suplicó en voz baja.

La joven asintió sin decir nada, y ambos emprendieron el camino.


En otra parte de la ciudad, Felipe de Chagny se encontraba nada menos que incómodo. Había invitado a su hermano a cenar, y había tratado por todos los medios de despejar al iracundo muchacho. Pero Raúl no paraba de quejarse acerca de Cristina y su Ángel de la Música. Felipe suspiró: eso le pasaba por tomarse tan en serio un romancillo con una cantante. Lo suyo con la Sorelli era diferente, por supuesto, podían dar la vuelta y olvidarse del asunto en cualquier momento. Pero Raúl estaba en la edad en que el amor era siempre verdadero y lo más importante…

Guardó silencio al aceptar que nada de lo que dijera serviría de algo.


Una gruesa gota de lluvia espabiló a Canelle de sus pensamientos. Ni siquiera había notado que los densos nubarrones oscuros se habían cernido amenazantemente por todo el cielo.

-¡Oh, no! ¡Olvidé el sombrero en la pastelería!

Cyrano también echó en falta un sombrero cuando las gotas de lluvia se intensificaron haciéndolos correr por las calles de París. No había manera de escapar de la implacable lluvia, no tenían tiempo para detenerse y las nubes parecían ser infinitas. La oscuridad se desgarraba de vez en vez por algún relámpago y de reojo Canelle y Cyrano miraban a su compañero antes de apretar el paso. Debían llegar.
Empapados y exhaustos, por fin pudieron detenerse al encontrar a Christian refugiado bajo un balcón

-Así que estabas con ella…todo el día me estuve preguntando dónde estabas.

Christian pareció ignorar las miradas molestas que lo agredieron ante tal recibimiento. Parecía enojado.

-No soy tu siervo, aún tengo una vida. Ella es Canelle.

La joven ni siquiera intentó saludar, se había enfrascado en la tarea de exprimirse el cabello, del que escurría un chorrito de lluvia.

“Una joven vestida de muchacho. No sé porque no me sorprende, tratándose de Cyrano” pensó Christian con algo de desprecio. Sin duda esa chica era tan tosca como cualquiera de sus amigotes.

-Ya es tarde, debemos ir con Roxana.- inquirió Cyrano con calma-No podemos permitir que la lluvia nos retrase.

Christian seguía mirando a Canelle, y cuando ella por fin se despejó el rostro y sus miradas se cruzaron, reconoció a la joven con quien había tropezado aquella vez en la Ópera.

-¡Erestú!
-Sí, vámonos.- respondió lacónicamente volviendo a salir a la lluvia ,seguida por Cyrano.

El muchacho refunfuñó antes de seguirlos.
-No olvides que debo hablar contigo.- le recordó a Cyrano que caminaba a su lado -Tu amiguita no te librará.
-Lo sé, lo sé. ..- se zafó Cyrano adelantándose junto a Canelle.

La casa de Roxana estaba ya muy cerca, y los tres se detuvieron en la esquina.

-Espera aquí, Christian, y tú ven conmigo.
-¡ ¿Ella?! Pero…

Christian no tuvo tiempo de rezongar cuando Cyrano tomò la mano de la chica y la arrastró con él. La lluvia había disminuido hasta un ligero chispeo. De cualquier manera, no podrían estar mas mojados.

-¡Roxana!

Canelle entró en estado de alarma al escuchar a Cyrano llamando a su amada. ¿Qué estaba haciendo ahí? Trató de escapar pero nuevamente él aferró su muñeca.

Una hermosa cabellera rubia se asomó por la ventana, seguida por la bella faz de Roxana. Canelle se estremeció, jamás podría lucir así. Apenas y la escuchó decir ”Ya bajo”, y notó que Cyrano le dedicaba una sonrisa a la que respondió mecánicamente.
-Hemos venido a saludar a vuestros lirios y presentar nuestrsos respetos a vuestras rosas.- saludó Cyrano con una elegante caravana en cuanto la doncella cruzó la puerta. Canelle lo imitó torpemente mientras Cyrano la presentaba.

La chica descubrió la mecánica del asunto: Cyrano preguntaba a Roxana sobre qué hablaría con Christian. ”Debe tener buena memoria el muchacho" razonó.

De pronto la dueña de Roxana, que había salido detrás de la doncella y se había alejado, regresaba corriendo un tanto alarmada.

-¡De Guiche! ¡De Guiche viene para acá!

Roxana metió a empujones a Cyrano en su casa, declamando algo acerca de que si De Guiche lo veía, podría sospechar de Christian. Canelle se quedó un momento quieta y confundida y su única reacción fue ocultarse por cualquier parte.

Una sonrisa perspicaz se dibujó en el rostro de la tramoyista ante su primera impresión del Conde: no era más que un viejo que trataba de ocultar desesperadamente detrás de todos sus adornos y clase el deseo que la joven belleza de Roxana le provocaba. Uno de tantos. . .

Roxana lo recibió con una bien entrenada cortesía.

-Vengo a despedirme
- ¿Partís?
- A la guerra.

Canelle casi da un brinco de alegría. Com De Guiche fuera, las cosas serían más fáciles para Cyrano… o.o Pero...

-Hemos sitiado Arrás. Estaré muy ocupado preparando mi partida, y talvez no pueda volver a ver vuestros bellos ojos antes de irme.

Cumplido barato. Roxana se mostró halagada.

Canelle sintió una punzada de envidia ante la gracia de la doncella que tenía embelezado al Conde.

-Sentíos orgullosa de mi, me han nombrado maestre de campo.
-Os felicito.
-De la Guardia.

Los ojos de ambas mujeres se clavaron em el Conde ahora con completo interés. Que De Guiche se fuera solo era una cosa, pero otra muy diferente…

-¿La Guardia?
-Donde sirve vuestro primo. Ya conocerá mi venganza allá,

-¡Christian!
-¡Cyrano!

El susurró que se escapó de los labios de Roxana mientras desfallecía en el banquillo bajo su ventana se confundió con el de la chica oculta entre las sombras.

De Guiche se acercó a la doncella, preocupado, mientras ella trataba de reponerse.

-Cuando se quiere a alguien… ¡saber que se va a la guerra!- explicó atropelladamente, tratando disimular que partida le causaba tal aflicción en realidad.

-¡Decirme por primera vez palabras tan dulces! ¡Por mi partida!- afortunadamente el ego del Conde lo volvía ingenuo… estaba realmente conmovido al pensar que Roxana temblaba por él.

-¡Oh, Conde!- continuó Roxana con su teatro -¡Su partida me parte el alma! Pero hay algo que no comprendo. ¿Cómo os vengareis de mi primo dándole una guerra, que es lo que mas disfruta?

Canelle y De Guiche miraron perplejos a Roxana. Aunque ella comenzó a comprender y no pudo evitar una ligera sonrisa. La doncellita no era tan tonta como creía.

-Dejadlo aquí junto con su compañía. Tendrá su venganza perfecta privándolo del peligro, encuartelándolo aquí mientras los demás pelean y se cubren de gloria.

Canelle contuvo una alegre exclamación que De Guiche dejó salir. El pobre ingenuo encontró en aquella sugerencia complicidad, interés e incluso algo de cariño.

-¡Me volvéis loco! No puedo irme ahora que he recibido vuestros favores. Entregaré las ordenes de partida para todas las compañías, excepto la de los cadetes de Gascuña. Yo me quedaré oculto en el convento de capuchinos de la calle Orleáns, y vendré por vos la noche del viernes.-

-Pero el sitio… vuestra gloria…
-Por favor, permitidme…
-Esta bien, quedaos... pero se quedan los Cadetes también, ¿cierto?
-¡La mas dulce venganza, planeada por la más exquisita mujer!

De Guiche por fin se fue, deshaciéndose en cariñosas (y ridículas para su edad) despedidas.

Canelle se quedó escondida mirando a Roxana… le indicaba a su dueña que no dijera nada a Cyrano. ¿Debía callar ella también? Le habían quitado su guerra, eso sin duda lo haría rabiar… pero se quedaba, estaría a salvo de todo lo que De Guiche podría hacerle en el sitio…

Cuando Cyrano salió de la casa, ella también salió de su escondite.

Se despidieron apresuradamente de Roxana, que iba a casa de no-se-quien a un discurso de no-se-qué… y fueron a buscar a Christian.

-Vamos, Christian. En esta ocasión podrás darle las mas bellas palabras que el mundo haya escuchado. Debo mostrarte…
-¡No!

O.O Cyrano y Canelle miraron perplejos al muchacho, que lucía más que enojado.

-¡De eso quería hablarte! ¡Ya estoy harto!- continuó a gritos -¡Harto de que tus discursos y tus cartas sean los que enamoran a Roxana! De tener miedo siempre…- siguió más calmado –Ahora siento que me ama y no tengo miedo de hablar por mí mismo.

-Sí, ajá ¬¬- corearon incrédulos Cyrano y Canelle.

-¿Piensan que no puedo? ¡He aprendido bien! ¡Se los demostraré!- la chispa de determinación en los ojos del joven hicieron perder toda esperanza a sus interlocutores, quienes soltaron un suspiro resignado.

Con la misma determinación Christian fue a encontrarse con Roxana… pero se desvaneció totalmente al verla salir… bella, resplandeciente, perfecta… esperando perfección.

-¡No, esperen!- exclamó angustiado al ver que Canelle y Cyrano se ocultaban -¡No me dejen solo!

-Demuéstranos que has aprendido bien.- dijo Cyrano con una sonrisa burlona antes de ocultarse. Canelle ni siquiera volteó, estaba reprimiendo la risa. Ambos amigos se acomodaron listos para la función.

Luchando contra su nerviosismo, Christian se sentó junto a Roxana, quien sin esperar le pedía que le hablara.
-Os amo.
De amor…
-Te amo.
...de la pasión que sus palabras bordarían acerca de ello…
-Te amo… mucho.
…bueno, se supone que bordarían…
-¡Y sería tan dichoso si vos me amáis! Dime, Roxana, que me amas.
...preciosamente, y no con las palabras tan burdas que ahora escuchaba...
-¡Tu cuello! ¡Quisiera besarlo!
…¡Pero qué atrocidad! ¿Qué sucedió? ¿Porqué intentaba besarla? ¡Ella deseaba palabras dulces, no lascivos acercamientos! Se apartó.
-Te amo tanto… que me vuelvo tonto.
-Y eso me desagrada. Como me fastidiaría si os volvieses feo.

Las palabras que Roxana empuñó contra Christian apuñalaron el corazón del confundido muchacho… ¿porqué le desagradaba tanto?

-Idos a recuperar vuestra elocuencia, que ha huído.
-Pero yo…

El joven intentó retenerla, decirle cosas tan bellas como las que Cyrano le sugería, pero no podía… y temrinó perplejo y petrificado cuando Roxana le cerró la puerta de su casa en las narices.

El silencio se rompió segundos después… una risita… que salió de las sombras y pronto se convirtió en carcajada. Canelle había salido de su escondite recargada en el brazo de Cyrano, riendo a carcajada limpia. Cyrano la secundaba con una sonrisa socarrona.


Christian los miró iracundo, lo que no ayudo a Canelle que no podía parar de reir.

-Guau… estoy… impresionada…- dijo casi sin aliento, entre risas -…de tu gran ingenio… es más… estoy… ¡enamorada! JAJAJAJAA…-

-Shhh…- regañó Cyrano con mucho esfuerzo y poco éxito, también había empezado a reirse.

A Christian le cayó de golpe el fatalismo del asunto, y olvidándose de todo fue hacia Cyrano para suplicarle ayuda. Canelle por fin dejó de reirse ante los lastímeros ruegos del muchacho.

-No puedo ayudarte, no hay tiempo…- explicó Cyrano intentando brindarle serenidad.
-¡AH! ¡Mira!

Aferrándose con una mano al brazo de Cyrano y con la otra señalando el balcón de la habitación de Roxana, ambos miraron emocionados la ventana que acababa de iluminarse.

-¡Su ventana!- exclamó Cyrano emocionado, abrazando a Christian. ¡Qué oportunidad!
-Sin tu ayuda VOY A MORIR!- gritó Christian angustiado.

-¡SSSHHHHHH!!- exclamaron Cyrano y Canelle al mismo tiempo.

-Morir…- corroboró bajito.

-La Luna aun esta muy baja, la noche es tan oscura que el ambiente es perfecto…- dijo Cyrano con entusiasmo -…no lo mereces, ingrato, pero aún puedo salvarte.

Secundando su emoción, Christian tomó a Cyrano de la mano y ambos dieron un paso hacia delante.

-¡QUIETOS!

Detenidos por detrás por Canelle, que había apañado a cada uno con una mano por la camisa. Ambos la miraron perplejos… tenía una mirada chispeante en perspicacia que nunca le habían visto.

-Ustedes dos están perdidos.- comenzó a explicar inflándose el ego -¡Roxana los tiene a sus pies! Deben tomar el control de la situación al menos por una vez.

-O.O??!!

“Hombres ¬¬” pensó Canelle con desprecio al ver que la confusión de ambos aumentaba y la miraban intrigados.

-Están cumpliendo todos-sus-caprichos. Da por sentado que siempre lo harán, deben hacerle ver cuanto ama a Christian en realidad dejándola un rato, guarden silencio unos días. No solo se le pasará el disgusto, sino que estará tan ansiosa de volverte a ver que recibirá hasta las palabras mas necias con alegría.

Canelle no pudo tomar nada menos que una actitud de autocomplaciencia al ver como ambos caballeros comprendían y la miraban con aprobación y admiración.

-Osea...- corroboro Christian por si no había comprendido del todo bien -…”Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”, ¿cierto?

-Cierto.- la joven se sentía invencible

-¿Y cómo sabes tú eso?- preguntó Cyrano encantado.

-En primer lugar: soy mujer. Y en segundo: ¿recuerdas en donde vivo?- respondió la chica con altivez –Propongo que esperen hasta el viernes por la noche.

Ambos asintieron sin preguntar y Canelle sonrió con satisfacción. Ninguno de lo$s dos imaginaba que el viernes por la noche se le adelantarían a De Guiche.

Tal vez nunca llegaría a ser tan esplendorosa como Roxana… pro en cuanto a inteligencia no tenía nada que envidiarle. En realidad, en ese momento lo tenía todo.


-Un último paseo, Cristina… mañana la dejaré partir.
-¿En verdad?
-Sí. Pero solo eso os suplico: un último paseo nocturno. Una berlina nos espera en la calle Scribe.

Ante el triste y asustado asentimientote la joven, Eric recordó una vez más que el amor de Cristina era algo que jamás tendría…

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Que pesado estuvo ese capítulo... ni siquiera sabía como empezarlo. Cuando llegaron con Roxana las cosas tomaron un ritmo vertiginoso y apenas y sentía cuando pasaba a la siguiente página del cuaderno…
Nadir: No olvides que yo salvé el capítulo, terminaste echando mano de mi para salvar la situación, como todo el mundo.
-Sí, Daroga, gracias.
Nadir: No me digas Daroga! Tengo un nombre!
-Ja! Susan Kay te dio un nombre, y lo de Susan Kay es una fanfictionsota, Leroux solo te dice “El Persa”.
Nadir: ¡Debes respetarme! Estoy seguro de que cuando no tengas ninguna otra salida me utilizarás. Nadie me respeta ni me agradece nada de lo que…
>PUFFFFFFF<
**En lugar de el Daroga aparece la caja de música con el changuito de los platillos.**
¬¬ Ahora recuerdo porque te rebajaron a esto en el musical.
Bueno, cómo Roxana mandó al diablo a Christian fue mi mejor recompensa por la pesada actitud que tuvieron todos.

Les dejo de tarea que investiguen que pasó con la berlina quienes no lo sepan, es un detalle del libro de Leroux. Hasta la próxima.