Capitulo III
Los Reyes del Mundo
Mercucio dejo el vaso de vino sobre la mesa, inquiriéndose reiteradamente y con sobrada concentración “¿En que estaba pensando cuando deje que fueran a vivir a mi casa?” en honor a la verdad aquello lo había estado torturando las ultimas 48 horas, lo pensó con calma por enésima ocasión.
–mmmm talvez fue porque estaba demasiado sobrio-
Se dijo mas convencido de lo que lo había estado con las otras teorías, miro el vaso con detenimiento, como si le preguntara “¿por qué no me obligaste a vaciarte repetidas ocasiones aquella mañana?” después miro al tabernero como inquiriendo “¿porque no me obligaste a beber demás hasta muy tarde la noche anterior para amanecer con una de mis famosas resacas aquella mañana?” era como si todo mundo incluidos los objetos y el clima hubiesen conspirado en su contra, maldijo a la piedra que no se quito a tiempo obligándolo a tropezarse y caer en la cuenta de que ELLAS estaban ahí, lo siguiente...lo siguiente era mas borroso que sus peores recuerdos de sus peores borracheras, podía mirar el momento visto desde afuera, como si no hubiese sido él uno delos personajes principales, vació el vaso de un trago, el tabernero oportunamente sirvió de nuevo y dejo la botella, el joven se froto la barbilla pensando en aquella escena de cuento para doncellas, lo peor del caso era que de eso, justo de eso era delo único que no se arrepentía.
Suspiró, sus problemas no provenían de tenerlas cerca, si no de que su morada no era precisamente un lugar, como decirlo, propio, para que vivieran cuatro doncellas, es decir, era su casa, su refugio, su guarida...por otra parte aceptaba que estaba lleno de una sensación un tanto extraña, un cosquilleo interno, quizá eso a lo que llamaban felicidad real, vació la botella y se levantó, era hora de volver a casa.
Lejos de ahí, en la plaza principal un joven de largo cabello castaño, paseaba contento por la calle mientras jugueteaba con los pétalos de una flor que portaba en la mano, las doncellas lo miraban con singular atención y a pesar de que varias intentaban hacerse las desentendidas, admiraban de reojo aquel rostro de inocente ternura que provocaba los suspiros de mas de una. Si, aquel joven, era sin duda uno de los mejores partidos de Verona.
-Un jour...
Canturreaba el chico mientras avanzaba con dirección definida prodigando sus sonrisas a todas las que con valor o timidez lo saludaban, la verdad es que aquello le resultaba agradable, caminar por una ciudad tranquila pero sabía que la realidad era otra y que de un momento a otro, a su lado, al frente o en algún local cercano se desataría una riña, sin sentido ni razón verdadera pero tan real que ya había cobrado mas de una vida, suspiró, triste destino aquel que pendía sobre ellos, sin embargo a pesar de ello no era capaz de abandonar aquel lugar pues agradecía cada día por los familiares y amigos que la vida le había obsequiado, precisamente en aquel instante se dirigía a la morada de aquel a quien consideraba un hermano.
Unas calles abajo un joven de cabellos rubios conversaba precavidamente con una bella chica de rojiza cabellera que se ocultaba a la sombra de un balcón, el joven parecía por demás divertido con aquella situación mientras dirigía miradas periféricas que se tornaban coquetas al posarse en ojos femeninos u hoscas al toparse con varones curiosos, ella le propinaba pequeños pellizcos en las costillas al verlo sonreírles a otras jóvenes pero conocía por demás la naturaleza de su acompañante, el irresistible encanto que incluso a ella había logrado atraerla, ademas todo valía la pena al verlo dedicarle su inocente expresión de “yo no hago nada” finalmente la entrevista se dio por terminada, ella hizo ademán de marcharse ofreciéndole su mano, el joven la beso reteniéndola un instante entre las suyas solo para que en ultima instancia con hábil movimiento le ayudara a tener a la chica en brazos y despedirla con un rápido beso en los labios.
La joven se marcho riendo mientras él exhalaba satisfecho y alisándose la camisa comenzaba a caminar silbando por la calle, bastaron unos pasos para toparse con su buen amigo.
-Romeo! Que bueno que te veo ¿dónde estabas? Lady Montesco me agarro desprevenido y me pregunto por ti, y yo ni idea, figúrate ha dicho con todas sus letras que soy tu niñera!
Estaba ligeramente exaltado sin embargo el chico de la bella cabellera parecía inmerso en sus pensamientos tanto que ignoraba a su amigo olímpicamente mientras miraba el camino sin prestarle atención realmente, pasaron frente a un puesto de frutas donde la encargada los saludo con entusiasmo incluso llegando a lanzarles algunos besos, ambos respondieron con sus mas encantadoras sonrisas.
-ahh..que fruta mas deliciosa es esa Isabella no lo crees amigo?
Sonrió picaramente el dueño de los ojos verdes pero el joven Montesco parecía haber hallado algo decididamente interesante en la flor que sostenía pues la miraba con fijeza
-hey! Romeo! Hazme caso!
Gruño finalmente propinándole un ligero zape, el otro volteo con cara de niño ofendido a quien fastidian a medio juego, abrió la boca para quejarse pero paso un grupo de jovencitas y de nuevo la sonrisa decoro su rostro, cuando volteo a ver a su amigo para reclamar el golpe, este se frotaba las manos.
-Eran suficientes para ambos
Murmuraba, Romeo frunció el ceño y negó con la cabeza fastidiado, el otro lo miro extrañado
-Que?
-Benvolio acaso nunca piensas en el amor?
Inquirió con cierta seriedad rara en él
-claro que si! “Nous on fait l'amour on vit la vie, Jour après jour nuit après nuit..” Recuerdas?
El joven heredero Montesco hizo gesto de exasperación, hizo ademán de quien se espanta un mosquito y prosiguió el camino que llevaba, Benvolio lo alcanzo hasta colocarse a su lado tras lo cual comenzó a caminar a su paso.
-Que te pasa? Andas muy ido
-Nada, solo pensaba que soy amado por tantas mujeres y a la vez por ninguna, conozco sus trampas, he caído en ellas, con el tiempo he devuelto las heridas porque realmente nunca he amado a ninguna, sabes Benvolio, quisiera enamorarme de verdad.
Sonrió con ironía mientras aspiraba el aroma de la flor en su mano, su amigo le dio un par de palmaditas en la espalda sonriéndole con indulgencia
-Ayy Romeo tu y tus ideas, ya conoces el amor, que no sea lo que las doncellitas aprenden en sus cuentos no es asunto nuestro.
Sentenció convencido, justo entonces un par de brazos los aprisionaron por los lados, ambos voltearon alarmados solo para encontrarse con el rostro de Mercucio.
-Como están amigos? Que hacen caminando sin un par de bellas doncellas a los lados?
Preguntó el joven con cierto aliento alcohólico menor al que sus amigos estaban acostumbrados apercibir en él
-Vaya! Yo te hacia fuera de la ciudad
-NO, mi estimado Benvolio, te conozco como para saber que ibas a hacerme el favor de cuidar de mis amigas en mi ausencia
-Tu lo sabes todo por los amigos n.n
Ambos intercambiaron miradas y sonrisas cómplices, Romeo sonrió con cierta tristeza,
Mercucio le pellizco la mejilla.
-De nuevo pensando en amores verdad?
Preguntó con la respuesta por demás sabida, los iris café oscuro del heredero Montesco lo miraron casi con gratitud por la ausencia de burla en su tono
-Iba para tu casa
Susurró cambiando de tema pues sabia que no había necesidad de mantener el anterior,
Mercucio sonrío aunque soltándolos pareció meditar un momento.
-Talvez no sea buena idea
Murmuró, Benvolio se le acercó
-Esta noche hay un gran baile con los Capuleto
Susurró en su oído, Mercucio pareció reaccionar, miro el cielo y exhalo resignado
-Venga pues, vamos a mi casa
Exclamo y los tres jóvenes comenzaron a caminar en dirección a la morada de Mercucio.
-Les rois du monde font tout ce qu'ils veulentIls ont du monde autour d'eux mais ils sont seulsDans leurs châteaux là-haut, ils s'ennuientPendant qu'en bas nous on danse toute la nuit
Cantaba Benvolio mientras Mercucio silbaba y Romeo pensaba para sus adentro que algún día,
“Ella” llegaría, sus corazones, sus almas se unirían y su amor sería tan fuerte que incluso cuando la muerte llegara, seguirían amándose, un día...
--Traducciones por orden de aparición--
-Un día
-"Nosotros hacemos el amor vivimos la vida
día tras día, noche tras noche"
-"Los reyes del mundo hacen lo que quieren
en sus castillos tan altos, ellos se aburren
mientras que abajo bailamos toda la noche"
miércoles, 22 de octubre de 2008
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